“Que la justicia y la paz fluyan”, es el lema que se propone este año para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que la Iglesia celebra el 1 de septiembre. El departamento de Ecología Integral, dentro de la subcomisión episcopal para la Acción Caritativa y Social, hace público su mensaje para esta jornada.
Actos en Mondoñedo-Ferrol
En nuestra diócesis, como ya viene siendo habitual en los últimos años, el acto central se desarrollará en el marco incomparable de la ría de Ferrol, junto a la orilla del mar, en la ermita de Caranza. Será el viernes 1 de septiembre a partir de las 20:00 horas, con la presencia del obispo Fernando García Cadiñanos. Está organizado por la vicaría para la Caridad y cuenta con la colaboración de la parroquia de Santa María de Caranza, que a través de sus redes sociales lanzaba así una invitación a la participación de toda la diócesis: «Te esperamos para que puedas renovar tu relación con la creación, que veamos que no es tan solo un objeto, sino que debemos custodiarla como un don sagrado del Creador. Pongamos en práctica el respeto ecológico en cuatro direcciones: hacia Dios, hacia nuestros semejantes de hoy y de mañana, hacia toda la naturaleza y hacia nosotros mismos».
La capilla del monte San Roque, en Viveiro, acogerá al día siguiente, sábado 2 de septiembre, una jornada de Oración por el Cuidado de la Creación. Dará comienzo a las 21.00 horas. La cita se desarrollará a nivel mundial por iniciativa del papa Francisco. El vicario diocesano para la Caridad, Jesús Álvarez, destaca que el objetivo es «sensibilizar y ver desde la fe, contemplar la naturaleza como un regalo que da Dios». «Cuidándola nos cuidamos a nosotros y cuidamos de los demás, porque cuidar la creación significa cuidar a toda la humanidad», subraya, y destaca la encíclica publicada hace un tiempo por el Papa en esa línea.
El viernes 8 de septiembre, a las 19:00 horas, tendrá lugar en la parroquia de Vilarrube la actividad «Ruta para la conversión ecológica» (7 kilómetros). Se trata de una caminata guiada y reflexiva sobre la situación del planeta y nuestro compromiso personal en la construcción de un mundo mejor. Es necesario formalizar una inscripción previa, y ya puede hacerse a través del WhatsApp 616 281 811 o enviando un email a vic.caridad@mondonedoferrol.org. Para participar sólo es necesario llevar ropa cómoda y adaptada a las condiciones meteorológicas. Dado que la actividad transcurrirá por pistas transitadas por vehículos, es importante llevar elementos reflectantes. A la llegada a la playa de Vilarrube se realizará un coloquio y una cena compartida con bocadillos y tortillas.
En el apartado comunicativo, está prevista una micro-campaña en redes sociales diocesanas durante los días 1 y 4 de septiembre, con el lanzamiento de diez mensajes basados en el mensaje del papa Francisco sobre esta Jornada.
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Para que la justicia y la paz confluyan
La Iglesia en España se une así al mensaje del papa Francisco para celebrar el Tiempo de la Creación, que comienza el 1 de septiembre, con esta Jornada, y se cierra el 4 de octubre, día de san Francisco de Asís, patrón de la ecología.
De este modo, los obispos españoles quieren transmitir la necesidad de concienciarnos como creyentes del vínculo indisoluble entre el cuidado y la justicia, como únicos caminos de paz y, posiblemente, de felicidad. Destacan que la sobreexplotación de los recursos conduce a un escenario de escasez y de pobreza, que se traduce en desastre y dolor para comunidades enteras de personas. Por eso, insisten en que si la gloria de Dios es que el hombre viva (S. Ireneo), las personas deben favorecer el cuidado del prójimo para ser cocreadores y partícipes de esa gloria divina.
El día 1 de septiembre celebramos la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación bajo el lema “Que la justicia y la paz fluyan”. Ese día se inicia el Tiempo de la Creación, que finaliza el 4 de octubre, día de san Francisco de Asís. En su mensaje para esta Jornada, el papa Francisco nos regala esta bella imagen eclesial: “La Iglesia es una comunión de innumerables Iglesias locales, comunidades religiosas y asociaciones que se alimentan de la misma agua. Cada manantial añade su contribución única e insustituible, para que todas confluyan en el vasto océano del amor misericordioso de Dios. Como un río es fuente de vida para el ambiente que lo circunda, así nuestra Iglesia sinodal debe ser fuente de vida para la casa común y para todos aquellos que la habitan”[1].
Para lograr “que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable” (Am 5, 24), se hace preciso responder a lo que San Juan Pablo II, ya en el año 2001 formulaba como conversión ecológica [2], que no es otra cosa que realizar “una renovación de nuestra relación con la creación, de modo que no la consideremos como un objeto del que aprovecharnos, sino por el contrario, la custodiemos como un don sagrado del Creador” [3].
Vivir este Tiempo de la Creación es vivir en ese convencimiento de que nuestras acciones son oportunidades de construir modos de existencia respetuosos con la preciosa obra de Dios que nos rodea y con los hermanos y hermanas que comparten con nosotros la casa común. La gozosa sobriedad a la que se nos llama no es otra cosa que saber vivir en comunión con las necesidades de los demás, convencidos de que la Tierra es suficiente para todos y en esa virtud de compartir nos felicitamos. Por eso, la conversión ecológica es un asunto de todos y cada uno de nosotros, no solo por urgencia planetaria, sino también como camino de plenitud, felicidad y sentido.
Al igual que proponemos esa mirada personal hacia lo común, también somos conscientes de que existen, como dice el papa Francisco, “políticas económicas que favorecen riquezas escandalosas para unos pocos y condiciones de degradación para muchos” [4]. Estas acciones producen verdaderas deudas ecológicas que deben constituir el centro del debate público y que nos urgen a modificar estructuralmente nuestros modos de funcionar como sociedad. Es necesario habilitar medidas nuevas, valientes y audaces, que reorienten las decisiones y las iniciativas que nos afectan globalmente bajo el prisma de la justicia humana, la sostenibilidad global y la ecología integral.
Queremos transmitir la necesidad de concienciarnos como creyentes del vínculo indisoluble entre el cuidado y la justicia, como únicos caminos de paz y, posiblemente, de felicidad. Los cristianos sabemos que el mensaje de Jesús es una Buena Noticia para todos, y que el deseo del Señor es que todas las personas tengan vida, y vida en abundancia (Jn 10,10). En el contexto y coyuntura histórica en la que hoy estamos, no nos cabe duda de que esa vida pasa por entender que detrás de gran parte del sufrimiento humano se intuye una cosmovisión utilitarista del mundo y de su riqueza. La sobreexplotación de los recursos conduce a un escenario de escasez y de pobreza, que se traduce en desastre y dolor para comunidades enteras de personas. Si la gloria de Dios es que el hombre viva (S. Ireneo), nosotros debemos favorecer el cuidado del hermano para ser cocreadores y partícipes de esa gloria divina.
No habrá paz sin justicia. Cada rostro, víctima del deterioro de la creación no cuidada, es una acusación de pecado que tendremos que enfrentar como sociedad, y de lo que tendremos que dar razón a las futuras generaciones. La pregunta de Caín “¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?” (Gén 4, 9) tiene hoy sentido entre padres e hijos. Porque además de aquellos que ahora están en los márgenes de la historia, los grandes perdedores y las víctimas de este modo de explotar la Tierra que nos ha sido dada serán nuestros hijos. Nos unimos al clamor del papa Francisco y “levantamos la voz para detener esta injusticia hacia los pobres y hacia nuestros hijos, que sufrirán las peores consecuencias del cambio climático” [5].
La exigencia evangélica de fraternidad y solidaridad se cifra hoy en un nuevo modo de entender nuestra relación con el resto de los seres vivientes, expresión y belleza de Dios en el mundo. Por eso denunciamos las prácticas que atentan y pervierten el vínculo sagrado de las personas con el planeta. Un ejemplo es la realidad sangrante y doliente de la migración por causas climáticas. Poblaciones enteras, sometidas a condiciones de vida inequívocamente injustas, están pagando en sus vidas las transformaciones rápidas y extremas de los fenómenos naturales que aparecen por la emisión de gases con efecto invernadero. Esto nos causa gran dolor y lo denunciamos como una de las mayores injusticias de la historia.
En nuestro país vemos que la gestión del agua está dibujando un futuro claro de carestía, escasez y conflicto. Con un clima cada vez más seco y caluroso, en determinados territorios va a ser imposible fijar población y pervivir. El agua que nos provee de vida es un bien común que debe ser preservado y compartido. Rogamos a los poderes públicos y a nuestros gobiernos que integren la mirada de lo comunitario, del valor intrínseco del agua y de sus múltiples ramificaciones en lo social, para el diseño de planes hidrológicos, agrícolas y de gestión que sean sostenibles y responsables con todas las dimensiones de este preciado recurso. No se puede hacer política con el agua de todos sin tener en cuenta a las personas y comunidades que enraízan sus historias y sus proyectos vitales en ella: desde la realidad rural de la España vaciada hasta la preservación de nuestros recursos hídricos y agroforestales. El agua y su manejo atraviesa todas estas dimensiones. Por eso pedimos una gestión del agua a la medida de las personas y del medio ambiente, diseñando, influyendo y propiciando políticas agropecuarias, urbanísticas e industriales que sean socialmente justas y ambientalmente sostenibles. Vemos con preocupación que son los principios de lucro los que sustentan las grandes iniciativas empresariales, los que están definiendo nuestras realidades productivas en el ámbito agrícola y ganadero. Apelamos a que los afectados por estas situaciones críticas asuman un papel participativo en la toma de decisiones propias del compromiso cristiano en la vida pública y social.
Los retos que aparecen desde la amenaza ambiental y sus implicaciones socioculturales, transgeneracionales quizá por primera vez en la historia, nos hacen plantearnos también el papel de la educación. Que la escuela incluya la preocupación por formar ciudadanos con conciencia sostenible, amplia y firme, que puedan acometer los desafíos del mañana desde el conocimiento y la sensibilidad. Por nuestra parte, llamamos a las comunidades cristianas de nuestro país a incluir también esta conciencia ecológica en los procesos catequéticos de los niños y jóvenes, pues el cuidado de la Creación es sin ninguna duda un elemento central en la formación cristiana.
La conversión que hoy se nos pide alcanza al vínculo y la comunión con la tierra, el aire, el agua y las criaturas. Una comunión que solo será posible desde el respeto, el conocimiento y la certeza profunda de que nuestro destino, y especialmente el de los débiles y frágiles (los preferidos de Dios), se encuentra entretejido en el hermoso tapiz de su Creación.
+ Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social
Reza con nosotros por la justicia climática
La crisis climática se agrava. Necesitamos que quienes ocupan puestos de poder actúen con justicia. Te animamos a rezar con nosotros por la justicia climática y a pasar a la acción compartiendo tus oraciones con los negociadores y líderes políticos de la COP28.
Reza, individualmente, con tu familia o con un grupo más amplio, para que quienes ocupan puestos de poder y agencia actúen con justicia, especialmente en las negociaciones internacionales sobre el clima.
Demuestra a los principales responsables que rezas por ellos etiquetándolos en las redes sociales junto a una foto de una injusticia ecológica cercana a ti. Utiliza los hashtags #RezandoPorTi #COP28 #TiempoDeLaCreación
Si puedes, reúne a un grupo de personas para celebrar un servicio de oración en un lugar afectado por el cambio climático y comunica declaraciones, imágenes e historias a los dirigentes de tu gobierno, animándoles a adoptar políticas y objetivos ambiciosos para mitigar la crisis climática.
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«Que la justicia y la paz fluyan» (Texto íntegro)
Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación 2023
🫂💚 Únete al #tiempodelacreación
Caminemos juntas y juntos en la búsqueda de estilos de vida donde la justicia y la paz fluyan, para que florezca la red de vida de la tierra #casacomun #justicia #paz #laudatosi #cuidadodelacasacomun #biodiversidad #construirelfuturojuntos pic.twitter.com/aJNk61e7qu— D. Migrantes y Refugiados MF (@MigrantesMf) August 27, 2023
[1] FRANCISCO. Mensaje para la Jornada mundial de oración por el cuidado de la Creación, 13 de mayo de 2023.
[2] SAN JUAN PABLO II. Audiencia General, 17 de enero de 2001.
[3] FRANCISCO. Mensaje para la Jornada mundial de oración por el cuidado de la Creación, 13 de mayo de 2023.
[4] Ibidem.
[5] Ibidem.