Los santos, nuestros contemporáneos

Nos referimos al papa Pablo VI, antes cardenal Montini (1897-1978), y al arzobispo Óscar Arnulfo Romero (1917-1980) que, a partir de este domingo, pasan a ser oficialmente santos reconocidos al ser canonizados en Roma con otros cinco beatos. Ellos son nuestros contemporáneos. Vivieron y desarrollaron su ministerio pastoral en la segunda mitad del siglo XX.

El primero como sucesor de San Pedro, tuvo que retomar los trabajos del Concilio Vaticano II (1962-1965) iniciado por su predecesor San Juan XXIII, y aplicarlo no sin dificultades, resistencias e interpretaciones incorrectas en los años posteriores. Fue el primer papa viajero, peregrino del diálogo y de la paz por los cinco continentes, y pregonero de la dignidad del ser humano, de la justicia y sobre todo del evangelio.

Mons. Óscar Romero, fue arzobispo de San Salvador, defensor de los más pobres, profeta incomprendido de los derechos humanos y de la justicia, y apóstol consecuente, hasta el martirio,  por la causa del Reino. El postulador de su causa lo denomina “primer mártir del Concilio Vaticano II”.

Dos referentes, entre otros muchos, para nuestra condición de creyentes en este momento, cuando las circunstancias de su tiempo son prácticamente las mismas del nuestro, incluso hoy, en algunas situaciones, más acentuadas y complejas.

Alegrémonos con toda la Iglesia de tan significativos ejemplos y tan grandes intercesores.

 

«Alegrémonos con toda la Iglesia de tan significativos ejemplos y tan grandes intercesores»

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