Regina Zapata: «Los niños me preguntan cómo es posible que en otras partes del mundo la gente carezca de comida, agua y luz»

Vivimos una semana muy especial para Manos Unidas ya que está presentando la Campaña contra el Hambre 2025 «Compartir es nuestra mayor riqueza». Este domingo 9 de febrero se realizará la en todas las parroquias de nuestra diócesis la tradicional colecta para colaborar con esta ONG. Con este motivo, a través de la delegación diocesana de Manos Unidas, contamos con el testimonio de la misionera Regina Zapata, que durante estos días ha estado visitando colegios y parroquias a lo largo y ancho del territorio de Mondoñedo-Ferrol.

P – Regina, ¡buenos días y bienvenida a Mondoñedo-Ferrol!
R – Buenos días. Estoy muy contenta de estar aquí en Ferrol y en estos pueblos para dar el testimonio y dar a conocer lo que son Manos Unidas. Manos Unidas hace mucho.

P – Precisamente, el lema de este año no podía ser más adecuado: «Compartir es nuestra mayor riqueza». Parece que está todo explicado. ¿Por qué se ha escogido este lema en un año como este y qué es lo que significa?
R – Este tema es muy bonito, muy interesante, porque el que da recibe mucha alegría y está siguiendo ese camino que Dios quiere, que le demos la mano al otro. Y cuando uno da con alegría, Dios le concede a uno el doble o el triple. Esto lo vemos en cada momento que hacemos una obra de caridad, que le damos la mano al pobre, al despreciado, al marginado, al desechado, al que no tiene nada. Entonces, Dios premia al que da con alegría y esa es la riqueza que nos propone Manos Unidas. El que reparte recibe mucha riqueza. Compartir es la mayor riqueza de nuestra vida.

P – Durante estos días usted está compartiendo su testimonio, sus vivencias, en varios colegios de nuestra diócesis. ¿Cómo está siendo esta experiencia?
R – Bueno, el estar con ellos, lo mismo los profesores como los niños, han estado con una atención especial. Les he puesto muchos ejemplos de mi vivencia en estos países donde la gente es marginada, que no tienen nada, ni agua, ni luz, nada para comer. Entonces, ellos como que están embebidos y pensando en lo que acababan de escuchar. Me preguntaban cómo es posible que les pase a esto a estas personas. Y más desde su perspectiva, ya que ellos no han tenido problemas de esta clase, en cambio los niños de allí carecen de todo. Les expliqué los muchos proyectos solidarios que viene desarrollando Manos Unidas.

P – ¿Hay alguna cuestión que les haya llamado mucho la atención sobre la realidad de las personas que viven una situación muy complicada con respecto a la nuestra?
R – Por ejemplo, les hablé de la situación de Haití. Haití es el país más pobre y el más golpeado por la naturaleza. Los huracanes que existen allí son tan fuertes que tumban las casas. Muchas de ellas reconstruyeron sus tejados con unas simples planchas, y ahí debajo la gente está viviendo, ¡debajo de los escombros!. Esto es muy triste y también muy peligroso, porque con cualquier movimiento las planchas pueden caer y matar a las personas que están viviendo allí.

También pude hablarles del proyecto que hizo Manos Unidas acerca del agua, de encontrar un nacimiento de agua en la altura de Haití, porque saben que Haití es un país que es pura piedra y montaña. Entonces allí en esta montaña encontraron un nacimiento, hicieron un gran tanque, bajaron los tubos de esa montaña, los pasaron por debajo del río y llevaron el agua potable a la misión. ¡Qué belleza como la gente ahora puede tomar el agua pura! Agua potable para preparar los alimentos y para beber. Antes recogían el agua de las corrientes de los ríos y es un agua que no es limpia. Este proyecto supone un agradecimiento muy grande para Manos Unidas, agradecerle a Dios primero la bondad de esta gente y también la bondad de las personas, personas que dan la limosna para esta obra de Dios.

P – Repasando la trayectoria de nuestra entrevistada, hay que decir que pertenece a la congregación de las Misioneras de María Inmaculada de Santa Catalina de Siena, más conocidas como las Hermanas Lauritas y que lleva desarrollando un trabajo ininterrumpido, colaborando en diferentes partes del mundo. De todos estos años, ¿con qué se queda?
R – Sí. Bueno, es que nuestra congregación es de un carisma muy raro. Todos nos lo dicen así, porque la congregación nació en la selva. Nuestra fundadora fue Laura Montoya Opegui, por eso nos llaman las Lauritas. Ella nació en la selva y, junto con cinco muchachas jóvenes, se fue a catequizar a los indígenas. Esto fue algo insólito y tuvo muchos problemas con los sacerdotes, porque era un tiempo y en lugar en donde todo lo hacían los hombres, por lo que tuvo muchos problemas con la jerarquía. Y entonces ella les dijo: «Si son capaces ustedes de probar que lo que yo estoy haciendo no es obra de Dios, ahora mismo nos vamos para nuestras casas». Como no lo pudieron comprobar, surgió allí la congregación, en el puro corazón de la selva. La primera y como la última, creo yo, que ha nacido en estas condiciones.

P – Y ¿con qué se queda Regina Zapata?
R – Me quedo con la generosidad de la gente, la escucha, el abrir el corazón, porque mucha gente abre su corazón a los más pobres a través de Manos Unidas. Cinco millones en dos años. Eso es mucho para seguir avanzando y es también una alegría. Para todos aquellos que comparten sus bienes con los que no tienen. Pues hay que dar ese mensaje.

P – Muchísimas gracias por el testimonio, por el trabajo realizado y a seguir concienciando sobre que compartir es nuestra mayor riqueza. ¡Muchas gracias, Regina!
R – Muchas gracias a ustedes. Que el Señor los bendiga y que tengan un feliz día.


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