Xubileo do profesorado de Relixión de Galicia a Compostela

O delegado diocesano de Ensinanza, Simón Fernández, quere facernos partícipes, especialmente aos que por diversos motivos non pudisemos asistir á peregrinación e posterior celebración de tódolos profesores de Relixión de Galicia a Santiago de Compostela. Un precioso día onde presentaros a súa ofrenda diante do apóstolo Santiago, a cal poderedes revivir xunto coa posterior homilía do arcebispo de Santiago, monseñor Julian Barrio.
 

Ofrenda ao apóstolo

Apóstolo Santiago, Amigo de Xesús, o profesorado de Relixión Católica de Galicia ven hoxe á túa casa para venerar os teus restos, no nome dos milleiros de nenos e nenas que a Igrexa pon nas nosas mans. Para todos eles, as súas familias e para toda a comunidade educativa da que formamos parte, pedímosche a túa bendición e axuda. Neste inicio de curso, marcado por unha nova lexislación educativa Como ofrenda neste día, traemos a nosa ilusión, os nosos esforzos e todo o noso empeño ao inicio de este novo curso, marcado polas inquedanzas dunha nova lexislación educativa.

Ti que estiveches preto do Mestre, axúdanos a ser verdadeiramente mestres dos nenos que nos son encomendados. Que a túa condición de discípulo do Señor sexa para nos o exemplo a seguir para que, a escoita íntima, persoal e diaria do Mestre, sexa a fonte da nosa tarefa diaria para facer que os nosos nenos coñezan cada día máis e mellor a figura de Xesús, as ensinanzas do Vanxeo e os valores que se aprenden deles.

Cando Xesús te chamou, deixaches todo e seguíchelo; axúdanos a imitarte tamén nesto, para que na proximidade con Él, sexamos quen de saber afrontar os retos aos que
temos que facer fronte no noso traballo nesta sociedade tan cambiante e complexa.

Pedímosche, finalmente, que protexas á nosa e túa Igrexa, ás nosas familias, ás dos nosos nenos e que nos acompañes no noso camiño diario para que poidamos, coma ti, ser fieis á chamada de Quen nos pediu que o seguiramos. Amén.
 

Homilía do arcebispo de Santiago

Acojo vuestra ofrenda de gratitud y de súplica, recordando con gratitud a tantos profesores y profesoras de Religión católica. Estáis llamados a ser puente que posibilite a Cristo llegar a los alumnos y a estos llegar a Cristo.

A todos dirijo mi cordial saludo. El Año Santo Compostelano nos llama a cultivar la memoria penitencial capaz de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones, edificar el presente y proyectar el futuro desde la verdad auténtica del hombre. En vuestra misión es necesaria la cultura pero sobre todo la sabiduría que nos viene de Dios, que no se juega el todo por la parte, la eternidad por lo transitorio, lo importante por lo que es solamente urgente, salvaguardando siempre la primacía de Dios.

Querer servir a la persona con una actitud profética es anunciar la salvación y denunciar lo que degrada la voluntad de Dios aunque conlleve vivir una actitud martirial. Esto sólo lo comprenden los sencillos y los humildes, aquellos que tienen los sentimientos afines a los de Cristo. Cuando el Hijo encarnado invita a los que están cansados y agobiados a encontrar alivio en él, está siendo en el mundo la imagen perfecta del Padre.

“Este mundo moderno, escribía Peguy, no es solamente un mundo de mal cristianismo sino un mundo incristiano. También eran malos los tiempos bajo los romanos, pero vino Jesús y no perdió sus años en gemir e interpretar la maldad de la época; él zanjó la cuestión de manera sencilla, haciendo el cristianismo: Él salvó, no incriminó el mundo”.

Precisamos una lente de aumento del presente. De hecho una humanidad herida se esconde tras la apariencia que ofrecen los niños y jóvenes entre las mesas de las aulas, bibliotecas, comedores y patios. No cedamos a los reduccionismos de nuestra cultura occidental. Dios está en los surcos humanos. Dado el contexto actual es difícil establecer una comunicación que dé auténtico sentido a la existencia. El hombre encerrado en una supuesta autonomía necesita abrirse a Dios y a los demás con una actitud de confianza y de gratuidad. El señorío de Cristo es liberación de todas las esclavitudes para poder entender que vino a servir y no ser servido. “Sólo Dios basta”, decía Santa Teresa.

En esta perspectiva estamos llamados a llenar el vacío ético y moral de nuestra sociedad y a abandonar la cultura del relativismo según la cual cada individuo convierte su experiencia en criterio de verdad, de justicia y de bien. Sólo en Dios las más íntimas aspiraciones humanas encuentran respuesta plena. “Quien a Dios tiene nada le falta”. Cuando la búsqueda de la verdad parece un afán inútil, no tengamos miedo en anunciar a Cristo y la verdad del hombre sediento de Dios que agita las profundidades de nuestro corazón. Dar testimonio de la verdad es la forma de vivir la caridad.

Sois sabedores de que el acompañamiento de los alumnos en el itinerario formativo conlleva buscar a Dios, sin detenerse ante las dudas y las dificultades. Jesús nos da una lección humana y evangélica como es el acercamiento personal, mirando a la persona como hijo de Dios. La acción de Jesús tendía siempre a buscar el encuentro con el niño, el joven o el adulto, cualesquiera que fueran las circunstancias. Buscaba a la persona, la amaba, se abajaba hasta ella. Qué pedagogía tan clarificadora a la hora de impartir la enseñanza de la Religión católica superando a veces complejos ridículos que nos discriminan.

No siempre está presente en nuestra cultura la impronta humanista, descuidando el significado último de la realidad. No perdamos tiempo en lamentarla. Busquemos la forma de transformarla. “Las estructuras sociales, políticas y económicas revisten gran importancia pero no hay que olvidar los aspectos humanistas y espirituales. Es indispensable salvaguardar el patrimonio de valores y reconocer que ha sido sobre todo el cristianismo la fuerza capaz de promoverlos, conciliarlos y consolidarlos”.

Agradezco el esfuerzo que realizáis para que los ámbitos de enseñanza religiosa generen un clima donde la persona encuentre perspectivas y estímulos para una formación integral. Que Santiago Apóstol y Santa María os ayuden en este propósito.

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