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El pasado martes 22 de octubre, los obispos de las provincias eclesiásticas de Santiago de Compostela y Braga compartieron una jornada de convivencia y de trabajo que se repite cada año en una diócesis diferente de Galicia o del norte de Portugal. En esta ocasión, le tocó por primera vez a la ciudad de Mondoñedo. La bienvenida, delante de la catedral de la Asunción, fue dada conjuntamente por el obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor Fernando García Cadiñanos, el deán-presidente del cabildo catedralicio, Félix Villares, el alcalde mindoniense, Manuel Ángel Otero, y, cómo no, por el tañido de la Paula.
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Tras la bienvenida, tuvo lugar una visita guiada a la catedral, que se encuentra actualmente en obras para mejorar la iluminación del templo, y una oración inicial. Después, la reunión de trabajo, en la que se trataron asuntos importantes como el Jubileo del próximo año 2025 en Roma, los desafíos del sínodo o puntos en común entre las Iglesias de Galicia y Portugal.
El arzobispo de Braga, monseñor José Manuel García Cordeiro, durante su intervención ante los medios, destacó los puntos en común que tenemos a uno y otro lado del Miño en el ámbito religioso. No obstante, monseñor García también señalaba que las Iglesias de Galicia y Portugal también funcionan a ritmos diferentes en algunos aspectos.
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Sobre las diferencias y puntos de acercamiento entre las Iglesias de Galicia y Portugal también habló, desde el lado gallego, el obispo de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco Rouco. Se trata de una voz autorizada, ya que es el obispo de Galicia en activo que lleva más años asistiendo a estos encuentros.
Situación muy diferente a la de monseñor Carrasco, ya veterano en estas lides, la de un obispo que se estrenaba este año, monseñor Antonio Valín Valdés. Como anécdota, el encuentro del martes fue su primer acto oficial como obispo de Tui-Vigo en la ciudad de Mondoñedo. Y, como no podía ser de otra forma, se sentía como en casa. Ahora, ya como titular de la diócesis de Tui-Vigo, monseñor Valín ha comprobado de manera más fehaciente, nunca mejor dicho, esa relación fraterna entre Galicia y Portugal.
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Además de los obispos titulares, también participaron varios eméritos de uno y otro lado de la frontera galaico-portuguesa. Por supuesto, no podía faltar uno de los impulsores de estos encuentros, el arzobispo emérito de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio.
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Tras la reunión de trabajo, que se celebró en el palacio episcopal, los obispos gallegos y portugueses compartieron una comida de confraternidad y después efectuaron una visita a la basílica de San Martiño de Mondoñedo, símbolo imperecedero de ese pasado compartido entre nuestras tierras del noroeste peninsular, una historia que nos traslada al antiguo obispado de Dumio.
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Fuente: COPE – Informa Baruk Domínguez
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