Iván Darío será ordenado diácono el próximo 23 de febrero: «Para mí es volver a la vocación primera de todo cristiano, que es el servicio»

El próximo domingo 23 de febrero, a las 17:00 horas en la concatedral de San Julián de Ferrol, vamos a vivir la ordenación diaconal de Iván Darío Trujillo Valencia.

Un joven, hijo único, de 29 años nacido en el municipio colombiano de Aguadas, ubicado al norte del departamento de Caldas. Una población que forma parte de la red de pueblos declarados patrimonio de Colombia. Una tierra que, como aguadeño, Iván Darío no olvida y que es conocida por su constante niebla (llamada la «ciudad de las brumas»), por sus famosos sombreros de Iraca y por el Festival Nacional del Pasillo Colombiano. Pertenece a la arquidiócesis de Manizales, que cuenta con la catedral basílica de Nuestra Señora del Rosario y cuatro basílicas menores. Como curiosidad, podemos decir que su catedral ha resistido tres grandes seísmos y que posee una torre central de 115 metros de altura. Nuestro futuro diácono nació en la parroquia de la Inmaculada Concepción.

La ordenación diaconal será retransmitida por el canal Youtube de nuestra diócesis.

P – ¿Cómo va a seguir tu familia la ordenación el próximo 23 de febrero?
R – Lamentablemente no van a estar en Ferrol, pero estaremos en contacto y seguirán la retransmisión que realice la diócesis a través de Youtube.

P – ¿Cómo ha sido esta última etapa pastoral en la diócesis?
He estado por Villalba los últimos tres años. Ha sido una etapa de lo mejor, me he sentido en familia, junto a Juan Basoa y a resto de gente de la UPA Vilalba. Ha sido una etapa de crecimiento y ha merecido mucho la pena. Recuerdo también con cariño la zona de Burela, con una comunidad de Cabo Verde viva, con una apuesta pastoral viva.

P – ¿Cómo fueron los primeros momentos de contacto con la diócesis, recuerdos, anécdotas…?
R – Llegué un 17 de noviembre de 2017, en invierno, con muy mal tiempo, todo muy oscuro… Me sentí acogido y arropado por sacerdotes de la diócesis que estaban en la residencia sacerdotal de la Domus y que ya nos han dejado, y a los que guardo mucho cariño, como don Gonzalo Folgueira y don Rosendo Yáñez. Me estaban esperando. Fui acogido por el entonces obispo, monseñor Luis Ángel de las Heras, y recuerdo con mucho cariño la integración de don Xosé Francisco Delgado en la parroquia del Socorro, en el mundo de Ferrol… Me gustó integrarme en la cultura y vida de Ferrol, en las cofradías. Soy cofrade de Dolores y por eso haré una ofrenda a Nuestra Señora en la celebración de la ordenación.

P – ¿Una asignatura del plan de estudios teológicos que te haya gustado especialmente?
R – Mariología, impartida por el profesor Roberto Martínez. Me ayudó a comprender desde esta asignatura muchas otras y a conjugar la teología. En la actualidad estoy comenzando a redactar el trabajo para la tesina de teología fundamental. Y también a punto de examinarme del teórico del coche, terminando ya la fase de prácticas… Muy pronto.

P – Antes de la ordenación, ¿irás de ejercicios?
R – Sí, en Talavera de la Reina, con don Jesús Robledo García, sacerdote diocesano, viceconsiliario nacional de la Asociación Católica de Propagandistas, que imparte una tanda para sacerdotes, me integraré en ellos.

P – ¿Cuál consideras que es el sentido del diaconado en el que te ordenas en la Iglesia hoy?
R – Para mí es volver a la vocación primera de todo cristiano, que es el servicio.

P – ¿Qué le dirías a un joven que se proponga entrar en el Seminario?
R – Sé valiente, no temas.

P – ¿Cuál es la dificultad más grande para la evangelización hoy en día?
R – La desesperanza y el negativismo.

P – ¿Qué diferencias aprecias entre tu diócesis de origen y la de Mondoñedo-Ferrol?
R – Son realidades muy diferentes, aunque se viven las cosas de modo parecido, la forma de realizarlas son diferentes. No menospreciando lo de aquí, echo de menos los grupos parroquiales con vida, las personas involucradas, el ardor en las parroquias…

P – ¿Qué desafíos tiene por delante tu ministerio de diácono?
R – Creo que intentar conseguir la coherencia con mi compromiso.

P – ¿Y qué desafíos tiene por delante la Iglesia?
R – Encarnar, hacer vida la Palabra de Dios. Vivir lo que celebramos, que consigamos testimoniar a Dios con nuestra vida y modo de celebrarla.

P – ¿Qué recuerdos tienes de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa?
R – Me marcó muchísimo y me animó muchísimo en mi vida y vocación. No me voy a olvidar del momento en que me acerqué con el sacerdote Suso Álvarez y las monjas de Burela al palco y vi pasar al Papa delante de mí. Fue toda una experiencia que me hizo arrodillarme y sentir en mi corazón decir: “Tú eres Pedro”.

P – ¿Algo que signifique especialmente para ti en estos momentos y en tu compromiso?
R – Tengo mucha mucha devoción al Corazón de Jesús. Desde niño en mi casa y mi abuela me llevaba a la misa y siempre esa devoción que me enseñó estuvo ahí. Esa devoción se cumplió en ella, él siempre cumplió y cumple su promesa y esa devoción siempre ha ido creciendo en mí. En mi tarea quiero impulsar ese encuentro personal de cada hermano con el Corazón de Jesús. Y por último no me quiero olvidar del apoyo de grandes mujeres que he sentido como un apoyo grande en este camino. Entre ellas quiero recordar a Danka, del personal del obispado, que siempre ha estado ahí, y lo aprendido junto a Ana García de las Heras, que guardo en estima. No me olvido de que en este camino han estado también grandes personas y entre ellas grandes mujeres.

Entrevista de Javier Martínez Prieto

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