Mons. Fernando García: «Es muy urgente la formación sociopolítica»

El nuevo obispo de Mondoñedo-Ferrol llega con un bagaje pastoral muy marcado por Cáritas y lo social y por su experiencia en el mundo rural

9 septiembre 2021.- Por Fran Otero Fandiño para 'Alfa y Omega'

Llega como obispo a una diócesis que pisa, además, por primera vez.
Vengo muy virgen, pues es la primera vez que estoy en Ferrol y ni siquiera conozco la playa de Las Catedrales. Tampoco me he relacionado con ninguna persona de aquí. Llego para aprender. Esta es una Iglesia que está en actitud de cambio, de querer acoger la salida y transformación misionera que propone el Papa. Veo también una Iglesia sencilla: de medios, personas, recursos, estructuras para la evangelización… Y con problemas sociales muy fuertes. Ferrol ha perdido mucha población y tiene una presencia fuerte de colectivos vulnerables; el mundo rural tiene su idiosincrasia, con dispersión y pobreza. Me preocupa en concreto el cierre de una central térmica, que va a llevar a 700 familias al desempleo.

Aunque ha nacido en una ciudad, ha estado muy vinculado al mundo rural. Su nueva diócesis también está marcada por esta circunstancia
El mundo rural nos enseña sencillez, cercanía, austeridad y relaciones directas. El que yo conozco, el castellano, es un mundo religioso, envejecido, con fuerte exclusión social en el sentido de desvinculación, de falta de recursos, de despoblación. Lo he vivido y me he identificado con ello.

¿Qué papel debe tener la Iglesia en estos lugares?
La labor fundamental de la Iglesia es la de acompañar la precariedad y la falta de esperanza y responder con el cuidado y con la esperanza de Cristo. También con cariño. La Iglesia tiene que dar mucho cariño, y no me refiero solo a los sacerdotes, sino a las propias comunidades. La falta de medios se puede suplir desde la preocupación de los unos por los otros. La diócesis se reestructuró hace ya más de un año, pasando de 422 parroquias a 24 unidades pastorales. la comunidad cristiana como en la Escritura, donde viven en una situación de pequeñez. Desde ahí se transforma a lo grande. En estos momentos, el mayor reto de la Iglesia es la transmisión de la fe.

Siempre ha estado muy vinculado a lo social. ¿Por qué esta preocupación?
Cuando era seminarista participaba en Grupos de Jesús Obrero, en los que se reflexionaba sobre lo social. Luego fui cura de un barrio obrero y eso me configuró. Y el obispo me envió a estudiar Doctrina Social de la Iglesia a Roma.

Luego fue delegado de Cáritas de la archidiócesis de Burgos
Te pone en contacto con situaciones precarias. Es muy importante que los pastores, especialmente los obispos, estemos en contacto con la realidad sufriente, y descubramos el Dios de la misericordia y de la caridad que se acerca a su pueblo.

¿Usted lo ha descubierto?
En los gestos de voluntarios, en los donativos, en la preocupación y en la misma gente empobrecida que se interesa por el bienestar de su círculo y es capaz de compartir lo poco que tiene. El día que llegué a Ferrol, dos beneficiarios me llamaron para preguntarme cómo había hecho el viaje. Eso es presencia de Dios.

Puso en marcha en Burgos un departamento de formación sociopolítica. ¿Tiene la Iglesia un déficit en este sentido?
La formación sociopolítica en la Iglesia es muy urgente, porque nos jugamos que la presencia de lo cristiano se vea reducida a la nada a nivel social y cultural. Es importante que los cristianos estén presentes en la política y la economía, y generen una nueva cultura más acorde con la enseñanza social de la Iglesia. 

 

«Las parroquias se tienen que reorganizar y adaptar a las circunstancias actuales»

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