Obispo Jacinto Argaya Goicoechea

Artículo publicado por Juan José Burgoa en Diario de Ferrol

El sacerdote navarro Jacinto Argaya Goicoechea fue obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol entre los años 1957 y 1968. Durante su obispado la iglesia ferrolana de San Julián

El sacerdote navarro Jacinto Argaya Goicoechea fue obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol entre los años 1957 y 1968. Durante su obispado la iglesia ferrolana de San Julián fue elevada a la categoría de Concatedral, se construyó la residencia de la Domus Ecclesiae en el barrio de Canido, se reestructuraron las parroquias de Ferrol y se inauguró la emisora local de Radio Popular.

Jacinto Argaya Goicoechea nació el 28 de noviembre de 1903 en la localidad navarra de Vera de Bidasoa. Cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Pamplona y se doctoró en Teología en la Universidad Pontificia de Zaragoza, siendo ordenado sacerdote en junio de 1928. Tras su paso por las parroquias navarras de Villafranca de Navarra y Carcastillo, el año 1940 fue nombrado párroco de la nueva parroquia de San Francisco Javier de la ciudad de Pamplona. Entre los años 1944 y 1946 estuvo de Rector del Seminario de Pamplona. El año 1946 fue nombrado vicario general de Valencia y delegado diocesano de Acción Católica. El 15 de agosto de 1952 fue consagrado como Obispo auxiliar de Valencia por el Papa Pío XII.

La relación de Jacinto Argaya con Ferrol comenzó en octubre de 1957 cuando fue nombrado obispo de Mondoñedo por el Papa Juan XXIII. La diócesis de Mondoñedo hunde sus raíces en los primeros tiempos de cristianización de Galicia, siendo confirmada como iglesia estable durante el siglo VI por San Martiño de Dumio. Tras varias alternativas, el año 1219 la sede episcopal se asentó en Mondoñedo, hasta que el año 1959 la localidad mindoniense compartió con Ferrol la capitalidad de la diócesis. En la ciudad ferrolana, tras el derribo de la vieja iglesia de San Julián debido a las obras del Arsenal Militar, la nueva iglesia de San Julián fue abierta al culto el año 1772 como iglesia parroquial de Ferrol.

Una Bula Pontificia emitida el 9 de marzo de 1959 por el papa Juan XXIII, elevaba a la dignidad de Concatedral a varias iglesias de diferentes ciudades españolas, creándose nuevas diócesis de doble capitalidad, entre ellas las de Tui-Vigo y Mondoñedo-Ferrol dentro de Galicia. En el caso ferrolano “se elevaba a la dignidad de Concatedral el templo de San Julián de El Ferrol con todos los honores que le son debidos”, pudiendo el obispo de Ferrol-Mondoñedo residir en esta ciudad “según lo dicte su prudencia”.

El 14 de agosto del citado año 1959 fue la fecha de entrada en vigor de la mencionada Bula Pontificia. Durante ese día los ferrolanos tributaron un caluroso recibimiento al prelado de la Diócesis, monseñor Jacinto Argaya, tras el llamamiento hecho por la Alcaldía el día anterior. Poco antes de las ocho de la tarde, el obispo salió de su residencia en el Colegio de las Discípulas en dirección a la iglesia de San Julián, realizando el recorrido acompañado del Alcalde, José M. López Ramón, dándoles escolta la Policía Municipal en uniforme de gala. A su llegada al templo fue recibido por el Capitán General del Departamento, el Gobernador Civil, y otras autoridades.

El numeroso público que abarrotaba el templo escuchó la lectura de la bula pontificia, la alocución del obispo y el canto del Tedeum, interpretado por la Coral de la Empresa Nacional Bazán dirigida por el Padre Fanego. El siguiente día 21 de septiembre tuvo lugar en la nueva Concatedral la celebración de la primera Misa de Pontifical oficiada por el obispo Argaya, contando con la presencia del Jefe del Estado, General Francisco Franco, acompañado de los ministros de Marina y Gobernación. En recuerdo de estos actos se colocó una amplia placa de bronce en el pórtico de entrada de la Concatedral de San Julián.

Con este motivo, el mismo año 1959 se crearon en Ferrol las nuevas parroquias de Dolores, El Pilar, el Rosario, Santa Cruz de Canido, y otras más en la zona periurbana de Ferrol. El año 1968 se consagró la antigua capilla del cementerio de Canido como iglesia parroquial de San Rosendo. Igualmente el año 1963 se levantó en la calle Miramar el edificio de la Domus Ecclesiae, que tenía la doble función de centro de formación del clero diocesano y de residencia episcopal y sacerdotal. Un amplio escudo de piedra que combina las armas de Ferrol y Mondoñedo aparece en su fachada lateral. Entre los símbolos del cuartel del blasón correspondiente a Ferrol aparecen representadas las anclas, pero han desaparecido los cañones.

En otoño de 1962 el papa Juan XIII convocó el II Concilio Vaticano, que sería clausurado en diciembre de 1965 por el Papa Pablo VI. Entre los más de 1500 obispos participantes, Jacinto Argaya fue de los pocos que estuvo presente y activo en todas las sesiones del Concilio Vaticano. El año 2008 se publicó en San Sebastián, a título póstumo, su obra “Diario del Concilio”, donde informa de sus intensos trabajos conciliares. Otras obras de la autoría del obispo navarro fueron: “Presencia del seglar en la iglesia” (San Sebastián, 1973) y “Servir con fe y amor” (Valencia, 1989).

El año 1968 fue relevado en Ferrol por monseñor Araújo Iglesias, siendo designado obispo de San Sebastián, una labor que ejerció hasta el año 1979, en el que cesó por renuncia al cargo, siendo relevado por el obispo auxiliar José M. Setién. Habiéndose trasladado a Valencia, falleció el 12 de marzo de 1993, siendo enterrado en la catedral de San Sebastián. El entierro de Jacinto Argaya constituyó una sentida y multitudinaria manifestación de duelo, recordando su comprometida actitud ante el problema de los curas obreros en Ferrol y los atentados terroristas en San Sebastián.

Jacinto Argaya fue condecorado con las Cruces de Isabel la Católica y del Mérito Agrícola, y recibió el nombramiento de Hijo Adoptivo de la ciudad de Ferrol. Su vida y obra fue tratada por Carlos Alonso en el número 29 de la revista Estudios Mindonienses.

«El entierro de Jacinto Argaya constituyó una sentida y multitudinaria manifestación de duelo, recordando su comprometida actitud ante el problema de los curas obreros en Ferrol y los atentados terroristas en San Sebastián»

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