Retiros sacerdotales de Cuaresma

Celebrados en Mondoñedo, Vilalba y Ferrol

Esta semana, del lunes día 12 al miércoles día 14, se han desarrollado en Mondoñedo, Vilalba y Ferrol los retiros sacerdotales propios de la Cuaresma, que han sido dirigidos por el obispo diocesano, don Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF.

Al igual que en el retiro de Adviento, monseñor Luis Ángel se reúne, así, con la mayor parte de los sacerdotes diocesanos, que se reparten (en función de su cercanía) entre estas tres ciudades de nuestra diócesis para participar en una jornada de oración, meditación y, por supuesto, adoración al Santísimo.

En cada una de estas tres jornadas, se ha meditado tomando como referencia el mensaje del papa Francisco para la Cuaresma de este año: “Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría” (Mt 24, 12).

El Papa nos habla, en dicho texto, de las diferentes formas que asumen hoy los falsos profetas: “Son como ‘encantadores de serpientes’, o sea, se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren. ¡Cuántos hijos de Dios se dejan fascinar por las lisonjas de un placer momentáneo, al que confunden con la felicidad! ¡Cuántos hombres y mujeres viven como encantados por la ilusión del dinero, que los hace en realidad esclavos del lucro o de los intereses mezquinos! ¡Cuántos viven pensando en sí mismos y caen presa de la soledad! (…) ¡Cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de ‘usar y tirar’, de ganancias fáciles, pero deshonestas! ¡Cuántos se dejan cautivar por una vida completamente virtual, en que las relaciones parecen más sencillas y rápidas, pero que después resultan dramáticamente sin sentido!”.

Las palabras del Santo Padre han servido para las meditaciones de estos retiros sacerdotales, pero su mensaje va dirigido a todos y a cada uno de nosotros, haciendo hincapié en lo que Francisco denomina “el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno”, esas tres poderosísimas armas con las que debemos afrontar este tiempo cuaresmal.

Acompañemos también nosotros a los presbíteros diocesanos en el rezo de esta oración:

Recibe, Señor, nuestro corazón de piedra
y transfórmalo en corazón de carne.
Recibe, Señor nuestro orgullo
y transfórmalo en humilde servicio.
Recibe, Señor, nuestras codicias
y transfórmalas en generosidad.
Recibe, Señor, nuestra ceguera,
y transfórmala en luz.
Recibe, Señor, nuestros miedos
y transfórmalos en fe.
Recibe, Señor, nuestras crisis
y transfórmalas en madurez.
Recibe, Señor, nuestros sufrimientos
y transfórmalos en frutos de vida eterna.
Amén
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