La iglesia naronesa de Nuestra Señora de los Desamparados finaliza su restauración

La rehabilitación del templo, situado en Piñeiros, ha sido financiada por los fieles

La iglesia naronesa de Nuestra Señora de los Desamparados, la de Piñeiros, apenas tiene cuatro décadas de vida. Sin embargo, y como recuerda el párroco, Carlos Gómez, ya necesitaba una rehabilitación muy profunda. Y esa rehabilitación, que acaba de concluir, se ha llevado a cabo gracias a los fieles de la parroquia, que han costeado unas obras cuyo importe, en lo que atañe a los últimos trabajos -los que ahora acaban de concluir-, supera los 30.000 euros.

Las obras, en sus últimas fases, se han centrado, sobre todo, en la reparación de la cubierta del templo, que es de losa, así como en la instalación de las canalizaciones de agua. Además, también se ha reacondicionado el interior de la iglesia, que ha sido redecorada teniendo en cuenta la necesidad de dar mayor realce al espacio que ocupan las imágenes destinadas a la veneración de los fieles.

Situada muy cerca de la residencia de ancianos San José, la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados es la cabecera de una de las parroquias de creación más reciente de toda la diócesis de Mondoñedo-Ferrol. Su territorio, que además de la zona de Piñeiros abarca áreas de Cadaval, Río do Pozo, O Ponto y Freixeiro, formó parte, antaño, de la parroquia de O Couto, cuyo templo de cabecera era, y sigue siendo, la antigua iglesia conventual del monasterio de San Martiño, una joya de la arquitectura románica que conocía muy bien el padre Sarmiento, que la visitó en pleno Siglo de las Luces, cuando el prior de la comunidad monástica era otro ilustrado gran amigo suyo: el padre Colmenero.
 

Área densamente poblada

El caso, como recuerdo Carlos Gómez, es que las parroquias como la de Nuestra Señora de los Desamparados nacieron para dar respuesta a las necesidades espirituales de una población que, en el caso de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, se concentró en gran medida, a partir de los años sesenta del pasado siglo, en el entorno de áreas industriales, sobre todo en lugares como Ferrol y Narón.

De hecho, cuando se creó la parroquia -recuerda también Carlos Gómez- ni siquiera tenía una iglesia propia, por lo que sus actividades litúrgicas se llevaban en la capilla de la residencia de ancianos. Exrector del Real Seminario de Santa Catalina de Mondoñedo, y natural de Neda, Carlos Gómez recuerda que el territorio de la parroquia naronesa de Nuestra Señora de los Desamparados cuenta con casi 9.000 habitantes, y que se trata de una comunidad muy activa y participativa, en la que, gracias a la labor de los voluntarios, organizaciones como Cáritas están llevando a cabo una «gran labor».

El sacerdote subraya la «xenerosidade» de los fieles de la parroquia, y subraya que sin ellos hubiese sido imposible rehabilitar el templo.

Fuente: La Voz de Galicia

 

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