Este año no repicará el cambio de año, pero es quien mejor conoce el singular edificio
Entrevista a Valentín Ínsua, campanero de la catedral de Mondoñedo
No es usted de Mondoñedo si no sabe quién es la Paula, ni quién la toca. La Paula es la principal campana de la catedral y quien más la toca es Valentín Ínsua (Mondoñedo, 1960), uno de los últimos campaneros de Galicia. Este año, no lo hará por el covid, pero en los anteriores, se comía las uvas en el campanario para tocar doce veces para sus vecinos.
Este año no hay campanadas en la plaza
Pues no. En los últimos años desconectamos el reloj mecánico de la campana Jerónima y damos las campanadas desde la Paula, que es, podríamos decir, el símbolo de Mondoñedo. Y la gente, en vez de ver las campanadas por televisión, venía a oírlas en la plaza de la catedral.
La verdad, en pocos sitios conservan el toque manual
Las campanas de Mondoñedo son las únicas de España en las que se ha conservado el toque manual desde toda la vida. Jamás se electrificaron. Ahora estoy haciendo una pequeña investigación de todos los campaneros que hubo aquí y los tengo enlazados desde 1670. Y sigo mirando hacia atrás.
Estará orgulloso
Sí, claro. Sobre todo porque supone mantener también una tradición familiar. Mi familia se ocupa de las campanas desde hace 80 años.
Pero no tiene hijos, ¿no?
No, pero tengo a mi cuñado metido en estas lides. También le gusta. Imagino que él continuará con la tradición.
¿También las toca en Nochebuena?
Sí, es un toque muy especial. Las volteamos a medianoche. Hay que dejar la cena de la familia y hacer la digestión en el campanario, pero es un momento muy agradable.
¿Cuantas campanas tiene la catedral?
Diez, todas en funcionamiento. Y tienen nombres bien curiosos: Paula de la Asunción es la mayor y la más antigua de Galicia, que fue la que tocó cuando nació Álvaro Cunqueiro ,es Feliciana Aldeodata do Patrocinio, aunque él le llamaba Petra.
¿Cuando nació Cunqueiro tocaron las campanas?
No, hombre. Aquí había un toque antiguo que era A parto. Se hacía cuando una parturienta iba a tener dificultades y se pedía que sonase la campana de la catedral porque era un símbolo de protección. Uno de los últimos se tocó por Álvaro Cunqueiro en 1911. Poco después se suprimió porque las parturientas que iban a tener niños sin dificultades se ponían nerviosas al oír ese toque.
¿Dónde las fabricaban?
Aquí en Mondoñedo había fabricantes. Se apellidaban Palacios. Ocho de las diez son de fabricación mindoniense.
Con todas se podría tocar cualquier cosa
Cada una tiene su nota, sí. Hace años hicimos un concierto con casi 40 campanas por todo Mondoñedo. Fue muy bonito porque había partitura para cada campanero. Aquí, sobre todo volteamos campanas, pero en una parroquia había un campanero, Eloy Cabanas, que llegaba a tocar jotas y muiñeiras. Aquí están muy alejadas.
Tanta campana, acabará con la cabeza loca
Tenemos unos auriculares para proteger. Suenan fuerte, sí. Aquí se decía «A Paula, co seu badal, escoitaríase en Portugal».
La Paula tiene una grieta
De 57 centímetros. La estamos cuidando y vigilando para que no crezca. Las campanas hay que cuidarlas, engrasarlas y hasta hablar con ellas.
¿Le escuchan las campanas?
Seguro. Cuando alguien viene aquí, lo primero que hago es la presentación, les presento a los que vienen y las presento a ellas.
Tienen una relación muy estrecha con las campanas
Sí, sí, ja, ja. Para mí, son mis amigas. Solo pensar todo lo que han visto… Ya tocaron en otras pestes, por ejemplo.
Por el covid no han tocado, ¿no?
Cuando agradecimos a los sanitarios recogí un viejo toque, el del esquilón, durante un cuarto de hora. En las campanas pone para que están hechas, y en la que sonó, María Jacoba Concepción, tiene escrita que está para espantar la peste.
¿Se dedica solo a tocar las campanas?
Desde pequeño subí a tocar las campanas, pero trabajando en la catedral llevo seis años. Trabajaba en otra cosa, pero me ofrecieron quedarme a ayudar en la catedral y acepté.
Dicen que nadie conoce la catedral como usted
Hay zonas, como las bóvedas, que visitaba de niño y que están completamente oscuras. A veces se veían luces y yo pensaba que eran fantasmas. -Así que hay fantasmas..-Fantasmas no hay, pero… Hace años, en una visita que se hizo al museo, unos peruanos, al entrar en una de las salas, salieron rápido porque habían visto a dos figuras con un hábito blanco. No sé lo que vieron, pero el hecho fue real.
Usted no los ha visto
Emmm… No vaya a pensar. Esas luces que se mueven en la oscuridad… Hay gente que dice que en ciertas zonas hay unas energías distintas. Yo no lo sé.
Visitará otros campanarios cuando va de viaje
Si puedo, lo hago, claro. Con mucho gusto. Aunque gran parte están electrificados.
¿Algún toque que le guste más?
Aquí, nuestro santo y seña es el volteo de campanas. Eso me motiva. Hay otros toques especiales, como este que le digo del esquilón; se hacía siempre a las siete menos cuarto y era para que vinieran todos los sacerdotes a la catedral para cantar el gregoriano antes de la misa. Pero se arraigó como un toque de finalización de trabajo.
Como las sirenas de las fábricas
Más o menos. Recuerdo de pequeño, jugar partidos de fútbol que se acababa al toque del esquilón. A veces se discutía si el gol se había producido antes o después del toque, ja, ja.
¿Distinguiría el toque de sus campanas entre otras?
Yo creo que sí. Una vez lo hice en una transmisión de radio.
Vértigo no tiene, claro
Yo no, pero mi cuñado, que tenía un poco, de tanto subir se le ha quitado, ja, ja.
Entrevista publicada en la edición de A Mariña de La Voz de Galicia