Adsumus (¡Aquí estamos!)

Siguiendo el Símbolo de la Fe, que conocemos como el Credo niceno-constantinopolitano por el nombre de los dos Concilios en que fue promulgado (325-381), todos los cristianos profesamos que el Espíritu Santo es “Señor y dador de vida”. Estas y otras palabras las recibimos de la fuente de nuestra fe, que no es otra que Jesucristo. El recuerda: “Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que cree en mí”, como dice la Escritura, “de su seno correrán ríos de agua viva (Jn 7, 37ss)…; dice el evangelista: “esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él”. Algo parecido podemos ver en el encuentro de Jesús con la mujer samaritana, o con Nicodemo, donde anuncia la necesidad del nacimiento del agua y del Espíritu para entrar en el Reino de Dios.

El Espíritu se nos ha dado para que tengamos vida en Cristo, para que su vida continúe en el mundo. Por ello, como nos recuerda la carta enviada por la Acción Católica Diocesana con motivo de la convocatoria de Pentecostés 2019, la Iglesia nace del Espíritu Santo, de su fuerza, de su impulso. Es un espíritu de unidad, manifestada en la diversidad de las diferentes lenguas. Pero es también un espíritu de compromiso personal en favor del bien de toda la comunidad. De ahí que la fe en el Espíritu Santo ha de ser siempre fortalecida y profundizada en nuestra conciencia de cristianos, como nos recordaba san Juan Pablo II (Dominum et vivificantem 2). El papa Francisco, por su parte, nos anima a ser evangelizadores con Espíritu Santo, ya que Él es el alma de la Iglesia evangelizadora: “Antes de proponeros algunas motivaciones y sugerencias espirituales, invoco una vez más al Espíritu Santo, le ruego que venga a renovar, a sacudir, a impulsar a la Iglesia en una audaz salida fuera de sí para evangelizar a todos los pueblos” (Evangelii gaudium 261).

Esta perspectiva de una renovación en el Espíritu fue la que llevó a Juan XXIII a convocar el Concilio Vaticano II, que él concebía como un nuevo Pentecostés. Por ello, no es casualidad que se hubiese elegido “Adsumus”, esta hermosa oración de san Isidoro de Sevilla, para iniciar las sesiones conciliares.

Desde la delegación de Ecumenismo de la diócesis nos unimos, especialmente este año 2019, a la celebración de la Fiesta del Espíritu, el domingo 9 de junio. Con ello también fortalecemos nuestros lazos espirituales con los cristianos del hemisferio sur del mundo, que por estas fechas celebran la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

Benito Méndez, Delegado de Ecumenismo de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol

«El papa Francisco nos anima a ser evangelizadores con Espíritu Santo, ya que Él es el alma de la Iglesia evangelizadora»

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