El 24 de septiembre las cárceles celebran a su patrona, Nuestra Señora de la Merced, la redentora de los cautivos. Advocación muy unida a la congregación de los mercedarios, que tienen en su carisma la atención a los prisioneros y, en su origen, el rescate de los mismos.
Celebración religiosa y también civil, pues es la fiesta de las instituciones penitenciarias y de las cárceles. En Teixeiro, el propio domingo tuvo lugar una eucaristía en la capilla del centro penitenciario, presidida por monseñor García Cadiñanos. Don Fernando, además de ser obispo de Mondoñedo-Ferrol, diócesis muy próxima a la cárcel, es el prelado responsable en la Conferencia Episcopal de la Pastoral Penitenciaria. Con este motivo ya tuvo ocasión de visitar el Centro en alguna otra ocasión.
Junto a él se hicieron presentes la delegada diocesana de Santiago, Yolanda Sánchez, así como la delegada de Mondoñedo-Ferrol, Nieves Espiñeira, recientemente nombrada en el cargo, y que desde hace tiempo colabora en nuestro voluntariado, junto al capellán del centro, un servidor, y varios sacerdotes y voluntarias de la Iglesia.
Un grupo de integrantes de Cáritas de Mondoñedo-Ferrol se acercaron para conocer esta realidad. La Pastoral Penitenciaria de Mondoñedo-Ferrol, en colaboración con la Cáritas diocesana, acaba de abrir un piso de acogida para el disfrute de permisos. Todo este grupo visitante al finalizar la celebración, especialmente sentida y alegre, se acercó después al interior de varios módulos.
La fiesta de la Merced es una buena ocasión para hacer llegar el drama de la cárcel y presencia de la Iglesia en esta realidad a nuestras comunidades. Esperamos poco a poco acercarnos desde la pastoral a las parroquias con la idea de cooperar con ellas en el acompañamiento, no ya sólo dentro de la prisión, sino en la salida de las personas reclusas a la calle.
Juan González-Redondo, capellán del C.P. de Teixeiro