Concatedral de Ferrol, jueves 7 de enero de 2021
Homilía del administrador diocesano en la fiesta de San Julián, patrón de la ciudad de Ferrol
Queridos sacerdotes, queridos hermanos y hermanas. Os saludo cordialmente a todos y os felicito en esta fiesta de san Julián.
Celebramos al patrón de esta ciudad de Ferrol haciendo memoria de la tradición recibida de nuestros mayores y depositando nuestra confianza en la intercesión del santo mártir. Hablar de san Julián es hablar del testimonio del martirio. Un mártir es aquel que hace camino buscando sentido a su existencia y en esa búsqueda se encuentra con el acontecimiento que es Cristo. Descubre en él a aquel que vive, que le interpela en su pensar y en su vivir, que da sentido a su existencia, a su presente y a su futuro. El mártir se encuentra con Cristo y es transformado por sus obras y palabra, que es palabra de vida. Este encuentro hace de él un discípulo y un misionero que confiesa a Cristo y siembra el bien en el día a día, y que lo lleva a entregar la vida por él.
Tener como patrón a un santo así nos lleva a pensar en la propia vocación martirial de la fe. Estamos llamados a seguir a Jesús dando testimonio de fe en un mundo plural y diverso donde, a veces, la voz de Dios se oye con sordina, y es una voz muy tenue. El martirio al que estamos llamados posiblemente no sea el de dar la propia vida física, pero sí el martirio del amor a todos, del amor concreto y en lo concreto, del amor que se teje en actos pequeños de entrega de la propia existencia. El martirio del amor nos exige la capacidad de asombro, nos pide reconocer al otro como igual y hermano, nunca como extraño o ajeno, y nos lleva a comprometernos en la transformación radical de la sociedad donde vivimos.
Ao principio deste curso, o bispo Luis Angel falábanos de tres olladas que poden ser unhas liñas para o testemuño de Cristo e sermos mártires do amor:
1) A ollada desde os últimos da sociedade. Achegarse á realidade do que sofre e é vulnerable é un xeito de amar, e ás veces ben difícil. Pero así seremos testemuñas dun Deus amor que se fai pobre entre nós. Trátase de “aprender a padecer con quen padece, de actuar desde a misericordia do bo samaritano”.
2) A ollada do acompañamento. O martirio do amor lévanos a sentirnos en camiño, xuntos, detrás do Pastor, con ritmos diversos pero xuntos. Camiñar así non é doado, e pode crear ata decepcións, pero é o camiño da salvación.
3) A ollada da comunión como membros da Igrexa. Xesús nos di no evanxeo que nos “amemos como el nos amou”, e o apóstolo Xoan dirá que o amor sen obras está morto. A comuñón tradúcese nun estilo de amor concreto, que fai que aqueles que nos vexan descubran a razón da nosa esperanza.
Este é o estilo dos mártires, o estilo co que nos interpela san Xiao.
Celebrar su fiesta es recoger su testigo de fe y compromiso. Significa comprometernos con la realidad más vulnerable, haciendo nuestro el sufrimiento ajeno, sea cercano o lejano.
San Julián es como la estrella de Belén, que nos ilumina hasta llegar a aquel que es la luz de los pueblos. Esta estrella nos ayuda a ir creciendo en el amor transformador y a no perder la esperanza.
Querido patrón, intercede por nosotros y sé siempre el estímulo en nuestro camino de fe y en nuestro compromiso. Ayúdanos a sentir la urgencia de vivir la caridad de Cristo, gastando en el día a día nuestras vidas, viviendo desde el amor y la cercanía, y sembrando esperanza en este momento tan incierto que nos toca vivir. Que tu testimonio nos ayude en las dificultades y nos permita mantenernos en la ilusión. Amén.
[Álbum fotográfico: Roberto Marín]
«El martirio del amor nos exige la capacidad de asombro, nos pide reconocer al otro como igual y hermano, nunca como extraño o ajeno, y nos lleva a comprometernos en la transformación radical de la sociedad donde vivimos»