¿Has oído hablar de las pulseras telemáticas que tienen algunos presos para cumplir sus penas de cárcel en casa? Se trata de una pulsera que deben llevar puesta todo el día, incluso para ducharse, y que permite tenerlos localizados en todo momento de forma remota. Durante el confinamiento este tipo de pulseras se duplicaron: pasaron de 2.500 a más de 5.000, y esta no ha sido la única medida alternativa para evitar que los internos cumpliesen sus penas dentro de los centros penitenciarios. A muchos se les dio el tercer grado, a otros se les suspendió la condena, se les mandó hacer Trabajos en Beneficio de la Comunidad…. y aquí llega el dato sorprendente: el número de delitos no aumentó y tampoco lo hizo el número de internos en las cárceles españolas. De hecho, desde que empezó la pandemia, hay 5.000 presos menos.
«Estas otras formas de cumplir las condenas tienen otros beneficios sociales y personales», ha dicho en ‘Mediodía COPE el responsable de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Fernando García Cadiñanos. «Gracias a esto, hay muchas personas que no quedan traumatizadas por el resto de sus vidas por el paso por las prisiones, que es una marca que siempre les va a quedar».
«Durante el tiempo de pandemia se implementaron estas políticas y no pasó absolutamente nada», ha asegurado el obispo de Mondoñedo-Ferrol. «Vivimos en una sociedad demasiado punitiva y tenemos que ser capaces de generar otro tipo de cultura que fuese hacia una justicia más restaurativa que pueda resarcir la pena de una manera más humana y humanizadora».
El responsable de la Pastoral Penitenciaria de la CEE ha asegurado que la Iglesia está haciendo un trabajo muy importante en las prisiones a través de sus capellanes y voluntarios y que los presos ven a estas personas «como bocanadas de aire fresco que llegan del exterior» y por ello se les está muy agradecidos. Por último, monseñor Fernando García Cadiñanos ha señalado que las comunidades cristianas «tenemos que acoger a estas personas cuando salen en libertad» porque es muy difícil su reinserción en la sociedad.
Fuente: Mediodía COPE