¡Enhorabuena, Antonio!

El pasado 10 de mayo nos uníamos todos los sacerdotes de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol en la celebración de nuestro patrono, san Juan de Ávila. Era un día de fiesta, para festejar y compartir el gozo de hermanos nuestros que celebraban sus bodas de diamante, oro y plata sacerdotales. Hoy también es un día de fiesta: uno de nuestros hermanos sacerdotes, don Antonio Valín Valdés, miembro de nuestro presbiterio diocesano, ha sido escogido por el papa Francisco como nuevo obispo de la diócesis hermana de Tui-Vigo.

Agradecemos mucho al Papa que se haya fijado en un miembro de nuestro presbiterio para este servicio eclesial. Es una manera de descubrirnos, en nuestra pequeñez, significativos. Junto a él, en cierta manera, todos nos sentimos honrados. En esta semana que acabamos de recibir el don del Espíritu Santo, con esta grata noticia, toda nuestra Iglesia diocesana se rejuvenece en este don que se nos realiza. Estamos convencidos en esperanza de que “dando se recibe”.

Yo diría que toda nuestra Iglesia conoce a don Antonio Valín. Sus múltiples servicios diocesanos le han llevado por toda la geografía diocesana, especialmente el seminario, el campamento diocesano, Terra Chá y A Mariña. Como administrador diocesano y vicario general ha servido en los últimos años a todo el conjunto diocesano. Valoramos su entrega entusiasta y generosa, su espíritu de trabajo y donación, su generosidad y capacidad de acogida, su amor a la Iglesia diocesana y al evangelio de Jesús. Sin duda son dones en los que el Papa se ha fijado y que, como regalo de Dios, le ayudarán en su nuevo servicio a la Iglesia. ¡Felicidades, Antonio, y enhorabuena! En ti he encontrado, desde los inicios, un apoyo y acompañamiento cercano en mi proceso de hacerme un “gallego de Burgos”. ¡Gracias de corazón!

El servicio episcopal, lo sabemos, no es un rango en el escalafón, no es un ascenso en una carrera que cada uno decide. Es un paso más en la misma llamada que el Señor nos ha hecho a seguirlo en su seguimiento, a coger su cruz y a generar vida desde la Resurrección. Los cristianos, pero especialmente los presbíteros, sabemos que nuestra vida está en las manos del Señor y que Él va guiándonos por caminos muchas veces desconocidos. Siendo siempre nuestro Pastor, nos va conduciendo por diferentes cañadas, algunas oscuras, pero llevados de la mano por Él, nada tememos, porque Él va con nosotros siempre.

La diócesis de Tui-Vigo tiene algunos elementos semejantes a la nuestra. Configurada también con dos sedes, siendo más pequeña territorialmente, es mucho más importante desde el punto de vista poblacional. Sin embargo, compartimos nuestro carácter de frontera con territorios distintos, una amplia costa que nos abre siempre a horizontes amplios, una fuerte presencia obrera marcada por un dilatado tejido industrial, está atravesada por los Caminos de Santiago que recorren tantos peregrinos… Estoy seguro de que, como pastor celoso, sabrás acompañar a este nuevo pueblo que el Señor te regala para que te expropies. Como el trigo, sabemos el misterio y el secreto de la auténtica vida: sólo muriendo a uno mismo se engendra vida, sólo negándose a sí mismo se es capaz de dar fruto.

El próximo día 20 de julio en la catedral de Tui te acompañará esta Iglesia tuya en la que naciste a la fe y todo este presbiterio que es tu segunda familia. Lo haremos junto a tus amigos y familiares, junto a la nueva Iglesia que hoy te recibe con inmensa alegría. Rezaremos contigo durante estos días para que seas un buen pastor para tu pueblo. Aquí tendrás siempre tu casa y hogar. Que la Virgen de los Remedios y san Rosendo te protejan en esta etapa que hoy inicias.

Un abrazo de hermano y amigo.

+ Fernando, obispo de Mondoñedo-Ferrol

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