Este pasado fin de semana se desarrolló en el Seminario de Mondoñedo el 34º Cursillo mixto de Cristiandad de Mondoñedo-Ferrol. Los diecisiete participantes pudieron disfrutar de una auténtica atmósfera de religiosidad cristiana, a la que siempre contribuye de modo especial la serena y afable presencia de José Bello Lagüela, consiliario diocesano de este movimiento de cursillos.
El Cursillo de Cristiandad, con una duración de 48 horas, durante las cuales los participantes permanecen siempre dentro de las instalaciones del Seminario para no romper así la atmósfera que antes citábamos, tiene como objetivo transmitir, de una manera sencilla, “lo fundamental cristiano”. A través de una serie de ponencias que, en la nomenclatura del movimiento cursillista, se denominan “rollos”, se habla a los asistentes del Ideal, la Gracia, la Iglesia, Jesucristo, la Fe, la formación como cristianos, los sacramentos, la fermentación de los ambientes en los que nos desenvolvemos cada día, la comunidad cristiana y, finalmente, la vida cristiana.
Una característica importante de los cursillos es que se trata de una formación impartida por laicos y para laicos. Ciertamente, contando siempre con la presencia de un sacerdote. En el caso de los cursillos llevados a cabo en Mondoñedo se da un “lujo” añadido, que no es otro que la dirección, guía y saber hacer del mencionado José Bello. A sus casi 87 años (que cumplirá D.m. este mes de marzo), don José sigue al frente, con su gran espiritualidad y presencia de ánimo, tanto del movimiento de Cursillos como de la Adoración Nocturna de la diócesis. La verdad es que don José encandila a todos los participantes (veteranos y noveles) con sus palabras, ya que realiza la meditación de la noche del viernes y también la de primera hora de la mañana del sábado, además de impartir los rollos de Gracia, Sacramentos y Vida Cristiana.
Además, este Cursillo número 34 contó, de forma extraordinaria, con un sacerdote para impartir el rollo de Iglesia, Javier Martínez Prieto, que vino desde sus parroquias en la comarca de Ortegal a mediodía del sábado y a las que tuvo que regresar para las celebraciones de esa misma tarde. Fueron apenas un par de horas, pero de mucho provecho, ya que escuchar a don Javier aporta siempre perspectiva y claridad sobre muchas cuestiones.
Cabe destacar que en esta edición los cursillistas disfrutaron de un lujo añadido: la presencia y acompañamiento del obispo García Cadiñanos. Don Fernando compartió la comida del domingo con todos los asistentes y se quedó con ellos buena parte de la tarde, escuchando alguno de los rollos finales y transmitiendo después al grupo “la misión” que se espera de los cristianos: salid al mundo y evangelizad. Tras ello, nuestro prelado entregó un crucifijo a cada uno de los cursillistas, acompañado con las palabras “Jesús cuenta contigo”, a lo que cada uno de ellos contestaba, ya con la cruz en sus manos, “Y yo con su Gracia”.
Texto: Rubén Amor