Comunicado de la Pastoral de la Carretera ante la huelga del transporte en España

La delegación diocesana denuncia la problemática que sufren los transportistas, como el aumento de los costes y los bajos salarios

28 marzo 2022.- Vivimos momentos complicados. Primero la pandemia, el semicierre de la central de Endesa en As Pontes, la subida de la electricidad y de los combustibles, que tanto afectan a transporte de mercancías y servicios para todos. Ahora la invasión de Ucrania, la guerra, con mas sufrimientos y problemas derivados. Los transportistas llevaban años arrastrando problemas, entre ellos los bajos pagos de las plataformas intermediarias entre empresas productoras o distribuidoras y los camioneros, autónomos o de pequeñas o medianas empresas mayoritariamente. O las condiciones que les imponían. El aumento de costes acaba haciendo que no sólo no ganen lo suficiente, sino que pierdan si salen a trabajar, y eso es inviable. El problema no es fácil de resolver. También esta la transición ecológica y reducción de emisiones.

La huelga es un derecho legítimo y unidos se consigue, y a veces es necesario. La violencia de unos pocos y coacciones no es democrático y hay que respetar las libertades y derechos y bienes de todos.

Se producen muchos perjuicios colaterales, la pesca atascada, los productos agrícolas, la alimentación de las granjas y sus productos, la leche, parada de producción de fabricas sin materia prima, el desabastecimiento progresivo de supermercados y otras tiendas… Pero es que a veces no nos damos cuenta de lo importante que es el transporte para la población y servicio de todos y cómo interconecta toda la cadena de servicios, producción y abastecimiento. Es esencial en nuestro mundo.

Los responsables públicos y de los ministerios concretos deben sentarse a dialogar con todos y no descalificar a convocantes o ignorarlos, cuando son los más perjudicados. Subvenciones parece que se aportan, pero es repartido un mínimo parche. Y el mercado debería funcionar con un cierto equilibrio con algo más que subvenciones. Se podría bajar impuestos de combustibles (son más del 50% de su coste) y de la electricidad (que producimos y serviría como alternativa para pequeño y mediano transporte también). Habrá que subir lo que se paga de transporte acorde a gastos de combustible, vehículos, ruedas, etc. Seguramente eso hará que se encarezca todo y habrá que acostumbrarse y apretarse el cinturón, porque todos estamos afectados por el cúmulo de circunstancias. El transporte de personas también, las ambulancias, taxis, fuerzas seguridad, etc. Hasta los sacerdotes con muchas parroquias y kilómetros al año también.

Que Dios nos Ilumine a todos para encontrar soluciones justas, serias, eficaces y solidarias.

José Rey Kochinke
Delegado de Pastoral de la Carretera de Mondoñedo-Ferrol

 

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