Román Escourido: «Es necesario concienciarnos de que debemos valorar la parte espiritual de nuestra vida»

Con motivo de la Jornada de la Vida Consagrada, nuestro compañero Javier Martínez tuvo la oportunidad de entrevistar al delegado diocesano, el sacerdote Román Escourido, con quien pudo reflexionar sobre varias cuestiones relativas a la presencia y necesidad de la vida consagrada en la Iglesia.

¿Cuál es la función de la delegación de Vida Consagrada y qué actividades realiza a lo largo del año?
Pues son varias. Una de ellas es la de acompañar a las congregaciones presentes en nuestra diócesis en todas las actividades y realidades que puedan solicitar (retiros, charlas formativas…). Por otra parte, también sirve para mantener la relación con la comisión episcopal la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española, asistiendo a los eventos que se organizan a nivel nacional. Además, la delegación organiza la celebración de la Jornada de la Vida Consagrada tanto en Ferrol (zona A Coruña) como en Mondoñedo (zona de Lugo), o en otros lugares con presencia de religiosos/as. Nuestro obispo Fernando García presidirá esta semana dos eucaristías de acción de gracias en la concatedral de Ferrol, sábado día 1 de febrero, y en la catedral de Mondoñedo el domingo día 2.

¿Qué características tienen las comunidades de nuestra diócesis?
Las femeninas, desde la vida contemplativa y los monasterios. Son personas de edades muy avanzadas, hay pocas hermanas y acarrean dificultades físicas. En estos momentos, a nivel diocesano, contamos con un solo monasterio, el de las hermanas clarisas de Ribadeo, con una realidad de esperanza. Por su parte, las masculinas desarrollan sus actividades principales en los colegios y en la vida parroquial. Las comunidades de vida activa atienden una realidad muy variada: ancianos, niños y jóvenes, acogida a familias desestructuradas, personas discapacitadas, atención hospitalaria, colegios de enseñanza, participación en la vida parroquial, etc.

En cuanto a la vocación, vivimos en una sociedad donde prevalece lo material, el egoísmo, y escasea la gratuidad y la entrega desinteresada. La parte espiritual está a la sombra y donde los proyectos de permanencia para siempre no son valorados. Vivir pobremente y con el compromiso de la obediencia es difícil de entender tal y como lo realiza la vida consagrada.

La gente, en general, valora la forma de las congregaciones religiosas, aunque algunos piensan que lo hacen por lucro. A estos últimos les falta comprender el sentido de la vida espiritual. Tampoco se valora la vida contemplativa. Es muy importante que en todo lo que realizamos se muestre el interés por continuar la obra de Jesús: construir el Reino.

¿Cómo podemos presentar la vocación a la vida consagrada en medio de las características de nuestro mundo actual? ¿Qué valores aporta a la sociedad?
Creo que se necesita otro planteamiento diferente a la hora de comunicar, en la catequesis, en la vida familiar. Es necesario tomar conciencia de que debemos valorar la vida interior, la parte espiritual de nuestra vida como bautizados. Nos quedamos en lamentaciones cuando ocurre un acontecimiento. Es posible que esté fallando la forma en que mostramos nuestro testimonio de vida. Por nuestra parte debemos plantearnos si realmente valoramos a la vida consagrada en todo su sentido profundo.


También te puede interesar

Mons. García Cadiñanos: «Descubrir, apreciar y conocer la vida consagrada»
Sor Luz de María: «La vida contemplativa le señala al mundo que no se olvide de Dios»
Jornada de la Vida Consagrada 2025: Peregrinos y sembradores de esperanza
Delegación diocesana para la Vida Consagrada
CONFER
Comisión Episcopal para la Vida Consagrada (CEE)

Artículos relacionados

Síguenos

5,484FansMe gusta
4,606SeguidoresSeguir
1,230SuscriptoresSuscribirte

Últimas publicaciones

Etiquetas