Para orar cada día
28ª Semana del Tiempo Ordinario
Sábado 19 de octubre de 2024. Festividad de San Pablo de la Cruz
Comentarios preparados por la comunidad religiosa de las Concepcionistas Franciscanas de Mondoñedo
«El que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él»
Lucas 12, 8-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios. Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
»Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir».
Comentario
Seguir a Jesús es una opción muy seria. Tenemos a veces la tentación de ser cristianos tímidos, que participamos de alguna actividad religiosa y poco más. Pero el seguimiento de Jesús es exigente y no es compatible con algunas cosas. Ser cristiano comporta tomar una decisión, no es una cuestión de rutina. O se está con Él o se está en su contra. No valen medias tintas. Jesús no puede dejarnos indiferentes.
No deja de impresionarnos que Jesucristo, cuya vida y palabras nos han mostrado a un Dios que es misericordia y compasión, hable de que hay una acción que no puede ser perdonada. La ofensa al Espíritu Santo no resulta imperdonable porque la ofensa sea excesiva, sino porque nos incapacita a nosotros mismos para acoger ese perdón que Dios está siempre deseando otorgarnos. El Espíritu es quien nos abre al encuentro con el Señor y capacita la relación.
Para reflexionar
Me miré a mí mismo: «Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente». ¡Qué parte de sí mismo se hacía a sí mismo semejante invitación?. «Escucha al Espíritu, deja que te muestre dónde está la Vida».
Oración
Toma, Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Todo es tuyo: dispón de ello según tu voluntad, dame tu amor y gracia que esto me basta (San Ignacio de Loyola).