El tiempo de Pascua es el tiempo en el que los catecúmenos reciben los sacramentos de la iniciación cristiana. Así es el caso de algunos adultos que durante estos días han recibido el bautismo, la confirmación y la primera comunión tras un proceso de acompañamiento y discernimiento.
Nos acercamos a Brigit, joven peruana que el pasado Sábado Santo, durante la Vigilia Pascual en la catedral de Mondoñedo, de manos del obispo diocesano, fue introducida en la Iglesia. Hemos compartido con ella las siguientes preguntas:
¿Por qué has recibido a tus años el Bautismo?
Mi padre no es muy creyente, así que, de pequeña, no le gustaba la idea de que me bautizaran. Sin embargo, mis abuelos y mi madre me transmitieron su fe, llevándome a misa o contándome cosas sobre la Biblia. No le di mucha importancia a la religión hasta que pasé por un momento malo. Entonces, mi madre me decía que lo que nunca se puede perder es la fe. Sin estar bautizada, yo tenía “mi fe”.
Al crecer, con casi catorce años, me interesé más por la religión y empecé a ir por Raiolada, un club juvenil de Ferrol que atienden personas del Opus Dei. Allí me enseñaron muchas más cosas sobre Dios y descubrí algo muy interesante: que podía bautizarme a los quince años (hasta entonces pensaba que el bautismo era sólo para bebés…).
¿Qué sentiste el día de tu bautismo?
Lo primero que sentí fue vergüenza porque estaba muy nerviosa y había mucha gente, hasta pensaba que me iba a caer. Pero luego sentí mucha felicidad, paz y tranquilidad al saber que iba a estar acogida por la gente.
¿Qué fue lo que más te gustó?
Cuando recibí por primera vez la eucaristía y cuando me echaron el agua por la cabeza.
¿Qué es lo que más te atrae de Jesucristo?
Su humildad y cómo, a pesar de toda la gente que le trató mal y le hizo daño -hasta llegar a matarlo- él dio su vida por esas personas y seguía creyendo en ellas. Para mí es un acto de amor muy bonito.
¿Hay algún pasaje del evangelio que te guste especialmente?
El pasaje de la mujer adúltera (Juan 8, 1-11). Me gusta porque Jesús no juzga a la mujer condenándola, sino que la ayuda.
¿Qué es lo que más valoras de la Iglesia?
La gente misma, porque me hacen sentir bienvenida. Pienso que las personas que forman parte de la Iglesia tienen como un plus de amabilidad. No me intentan juzgar, sino que me ayudan y me guían. Siento que la Iglesia me acompaña espiritualmente en el camino de mi fe.
¿Qué te gustaría aportar desde tu vida a la Iglesia y a su tarea evangelizadora?
Me gustaría ayudar a mucha gente, también entre los más necesitados. Por otro lado, me encantaría contagiar mi fe a otras personas porque la fe implica más alegría y ver el mundo con otros ojos.
En un mundo de cada vez más increencia, ¿qué dirías tú que acabas de recibir el bautismo?
Le diría a la gente joven que no se cierre. Que intenten abrirse a una nueva experiencia, como es conocer a Dios. Sin él, es fácil perder el norte. Con él podemos aprender muchas cosas: a ser más humildes, respetuosos, misericordiosos, empáticos, etc. No es nada malo acercarte a Dios ni intentar conocerlo. Como dijo Jesús, él es la luz del mundo, y quien le sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.