En el monasterio de la Concepción de Mondoñedo, el viernes 24 de enero entregaba su alma al Señor la religiosa concepcionista sor Josefa María Cernadas Ares, nacida el 19 de mayo de 1935 en Santa María de Ciadella de San Vicenzo de Curtis.
Desde temprana edad sintió la llamada del Señor a la vida religiosa y, acompañada espiritualmente por el párroco de Boimorto, fue descubriendo que su vida de entrega plena seria viviendo el espíritu franciscano como hija de santa Beatriz de Silva en un monasterio de las hermanas concepcionistas. Después de un descernimiento y espacios de profunda oración tomó la respuesta que le pedía el Señor y su Madre Inmaculada.
A los 19 años ingresó en el monasterio de la Concepción de Mondoñedo y este mismo año, en el mes de agosto, tomó el hábito de las hermanas concepcionistas. Después de un tiempo de noviciado participando de la alegría y el gozo que otorga la vida con Dios en la contemplación, el silencio, la pobreza y la oración, realizó la primera profesión en el año 1956. Y en el 1959, a sus 24 años, en esta comunidad que la había acogido, celebró con inmensa felicidad la entrega para siempre con los votos de pobreza, castidad y obediencia al Señor por medio de la Iglesia en su profesión perpetua (agosto de 1959).
De ferviente oración, al servicio de las hermanas, acogedora y dispuesta a los oficios que de ella se requería. Teniendo en cuenta el “ora et labora”, destacó como un gran talento en el bordado a mano. Ahora quedan como testimonio de su trabajo tantos detalles que con gran amor bordó para las celebraciones litúrgicas en honra del Señor de su vida. Ejerció como portera atendiendo a tantas personas que acudían a ella para solicitarle oraciones de las monjas, consejos o trabajos que con tanta dulzura y amor se realizan en los monasterios. Fue delgada de formación y tuvo la gran responsabilidad de maestra de novicias.
Su vida fue una ofrenda al Padre, en esta festividad de la Conversión de San Pablo, en ese día que en el monasterio de la Concepción de Mondoñedo se celebraron sus exequias.
Hermana Josefa, que María Inmaculada te acoja con su manto y te muestre a Jesucristo, fruto bendito de su vientre; y con Santa Beatriz, intercedan al Señor para que envíe vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal.
Reseña preparada por la delegación diocesana de Vida Consagrada