En el año más difícil de su historia, Manos Unidas recaudó 50,8 millones de euros para hacer frente a las desigualdades agravadas por la pandemia
Clara Pardo: “Para Manos Unidas, el año pasado fue, probablemente, el más difícil de nuestra historia”
Manos Unidas presentó ayer en Madrid su Memoria de actividades correspondiente a 2021. En un acto celebrado en la Asociación de la Prensa de Madrid, la ONG de la Iglesia Católica desveló cuáles fueron los principales retos a los que tuvo que enfrentarse la organización, en un año marcado por la pandemia que, según Clara Pardo, que ha participado en el evento como presidenta en funciones, fue extremadamente difícil. «Para Manos Unidas, el año pasado fue, probablemente, el más difícil de nuestra historia», ha asegurado durante su intervención.
Porque, en 2021, la pandemia relegó al olvido otras crisis y emergencias, ya de por sí ignoradas, como el hambre y la pobreza, que no cesaron de aumentar impulsadas por una creciente desigualdad que ha ahondó la brecha entre ricos y pobres. Para la presidenta de Manos Unidas, «quizá el coronavirus no haya causado estragos sanitarios entre los grupos de población por los que trabaja Manos Unidas, pero va a ser muy difícil superar las consecuencias económicas y sociales. Porque en 2021 el mundo siguió avanzando, pero, a cada paso, dejaba atrás a millones de personas; cada vez más pobres, cada vez más olvidadas».
Con la campaña «Contagia solidaridad para acabar con el hambre», en 2021 Manos Unidas se esforzó en despojar al verbo contagiar –omnipresente en todas las conversaciones– de su significado más negativo. «Quisimos asociarlo a algo que, durante los meses más oscuros de la pandemia, se abrió hueco en nuestras vidas de una manera inimaginable: la solidaridad», ha explicado Pardo.
Casi 51 millones de euros de recaudación
Y esa solidaridad fue la que permitió que la ONG de la Iglesia católica recaudara en 2021 casi 51 millones de euros (50,8 millones), lo que supuso un incremento del 20,6 % respecto a 2020. Unos ingresos que, en su gran mayoría –el 86.3 %–, provinieron del sector privado (socios y colaboradores, empresas, parroquias, colegios…). Por su parte, los ingresos provenientes del sector público se mantuvieron en 6,8 millones de euros, la misma cifra que en 2020.
En 2021, y pese a lo negativo de las circunstancias, la recaudación de Manos Unidas alcanzó niveles previos a la crisis económica de 2012 «lo cual dice mucho de la generosidad y la solidaridad de nuestros socios y colaboradores», ha asegurado Pardo. Una generosidad que se extiende, incluso, a las generaciones futuras. «Con esto quiero referirme –ha aclarado la presidenta en funciones de Manos Unidas– al impresionante aumento de los ingresos recibidos por herencias y legados, que aumentaron un 140,5 % respecto a 2020».
Por su parte, en 2021, los gastos de Manos Unidas alcanzaron los 42,4 millones de euros, lo que supone un incremento del 12 % respecto a 2020. «De esta cantidad, el 88.6 % se aplicó a los fines de Manos Unidas: la sensibilización y la educación para el desarrollo, destinataria del 5,1 % de los gastos y la financiación de proyectos de desarrollo, a la que dedicamos el 83,5 % de estos gastos», ha informado Pardo. (Leer aquí la intervención completa)
Más de 34 millones de euros para 474 proyectos de desarrollo
La presidenta en funciones de Manos Unidas ha agradecido a «todos aquellos que, con su trabajo, con sus aportaciones, con su voz… contribuyeron a que Manos Unidas pudiera cambiar, de una u otra manera, la vida de más de 1,5 millones de personas».
Por su parte, Mabel Ibáñez, coordinadora de proyectos de Manos Unidas en Africa, y representante del Área de Proyectos de la organización en la rueda de prensa, ha explicado cómo desde Manos Unidas se ha asistido «con preocupación» al grave deterioro en las condiciones de vida de las personas y comunidades a las que acompaña y a grandes retrocesos en los índices de desarrollo global, «lo que pone en jaque muchos de los avances conseguidos hasta ahora en ese sentido: educación, sanidad, mujer, protección de las minorías, medioambiente».
«Esto llevó –explicó Ibáñez– a que, en 2021, nuestro trabajo en proyectos se volcase con más fuerza, si cabe, en hacer frente a las consecuencias que la pobreza y las injusticias, agravadas por la pandemia de Covid-19, tuvieron entre los colectivos de población más vulnerables».
En total, en 2021 Manos Unidas aprobó 474 proyectos, con una inversión de más de 34 millones de euros transferidos desde España a comunidades empobrecidas del Sur global para ofrecer oportunidades de vida y promover derechos inalienables, pero aún lejos de ser alcanzados. (Leer aquí la intervención completa)
Educación para el desarrollo, imprescindible para que el mundo cambie
Estos proyectos e iniciativas de desarrollo no hubieran sido posibles sin la labor de sensibilización y de educación para el desarrollo que lleva a cabo la ONG de la Iglesia católica. Una labor que, en palabras de María José Hernando, del departamento de Estudios y Documentación, tiene como objetivo «animar a la ciudadanía a comprometerse, a vivir de modo que atendamos tanto al grito de los pobres como al grito de la tierra, ambos heridos por nuestros comportamientos insolidarios, egoístas e insostenibles».
En 2021, en tiempos de dificultades para llevar a cabo acciones de educación para el desarrollo, como las que habitualmente realizan las delegaciones de la organización, «en Manos Unidas tuvimos que impulsar la creatividad en las aulas, en las parroquias, en la calle o en el trabajo en red con otras organizaciones». Dadas las dificultades, la presencia en las calles de Manos Unidas fue bastante complicada. «Nuestras delegadas se las ingeniaron para llevar a cabo numerosas actividades destinadas a despertar conciencias y sacudir indiferencias», ha asegurado Hernando.
Hernando ha terminado su intervención asegurando que la educación para el desarrollo –uno de los dos ámbitos de trabajo de Manos Unidas– «es imprescindible si queremos que el mundo cambie, se construya de un modo más humano y justo, escuchando y poniendo en el centro tanto el grito de los pobres como el grito del planeta».
Fuente: Manos Unidas