El secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia pone en marcha la Campaña del Día de la Iglesia Diocesana que, con el lema ¿Y si lo que buscas está en tu interior?, se celebra el 10 de noviembre. Este año, la Campaña gira en torno a las vocaciones, en sintonía con el Congreso Nacional de Vocaciones que se va a celebrar en Madrid del 7 al 9 de febrero.
Este encuentro quiere ser una “gran fiesta” de la Iglesia para avivar el deseo y la necesidad de las vocaciones. Como anticipo, el Día de la Iglesia Diocesana invita a buscar “en tu interior” para descubrir “el plan que Dios tiene para ti”. Porque “todos queremos encontrar la felicidad en nuestra vida, pero a veces buscamos en el lugar equivocado”. Responder a la “llamada” resulta «transformador e invita a vivir con autenticidad, compromiso y plenitud”.
Una ‘llamada’ que cambia vidas
Pilar, Montse, Litus, Pedro, Diego, Carmen y Alberto respondieron con un sí al plan que Dios tenía para ellos. Para cada uno tenía prevista una vocación. Los siete son los protagonistas de esta Campaña. Con sus testimonios certifican que una “llamada” cambia vidas porque la suyas cambiaron al descubrir que el “final feliz” está cuando dejas de ir por delante de Dios y te dejas guiar por Él.
Página web de la Campaña: buscaentuinterior.es
Todos estos testimonios están disponibles, desde el jueves 24 de octubre, en la página web de la Campaña, con la que el secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia invita a preparase para la búsqueda más importante de tu vida: buscaentuinterior.es
Además, desde esta web se pueden descubrir otros testimonios de vocación accediendo a la página web del Congreso de Vocaciones.
También se puede acceder a cada una de las revistas “Nuestra Iglesia”. En esta publicación se muestra el alcance de la labor que se realiza en todas las diócesis gracias a la misión compartida por todo el pueblo de Dios, cada uno desde su propia vocación, pero todos al servicio de la Iglesia y de la sociedad.
Y como juntos llegamos más lejos, desde la web se proponen cuatro alternativas de colaboración:
– Tu oración: Puedes rezar por tu parroquia, porque tu oración es necesaria y será el alma de toda la actividad que se realice. Con ella, los frutos serán mayores y más permanentes.
– Tu tiempo: Dedica algo de tu tiempo en tu parroquia a los demás. El tiempo que puedas: media hora, una, tres horas… Lo que se ajuste a tu situación de vida.
– Tus cualidades: Cada uno puede aportar un poco de lo que sabe: una sonrisa cercana, una mano que sostiene, remangarse cuando sea necesario, o acompañar en silencio al que sufre.
– Tu apoyo económico: Haz un donativo. Con tu aportación periódica ayudas más, porque permiten elaborar presupuestos y mejorar la utilización de los recursos y planificar acciones a medio y largo plazo.
Esta colaboración hace posible que más de cuatro millones de personas hayan podido ser atendidas en centros asistenciales de la Iglesia; que sujetan las casi 23.000 parroquias que están al servicio de toda la sociedad; y que sacerdotes, voluntarios y seglares puedan dedicar más de 40 millones de horas a los demás. También gracias a esa corresponsabilidad, hay más de 10.000 misioneros españoles en los cinco continentes.
Descubre cómo cambio su vida
Pilar: “Si Tú quieres que sea monja seré monja, y ya está”
A Pilar le gustaba su vida, aunque había algo que le faltaba. La muerte de su madre supuso “un clic fuerte” que le hizo preguntarse cuál era su lugar en el mundo. En Dios encontró la respuesta. No pensó en lo que renunciaba, sino en todo lo que se encontraba. Ahora es monja cisterciense, lo que le hace sentirse en el corazón de la Iglesia y del mundo. Esta vocación llena su vida. Aunque pueda parecer contradictorio, entrando en el interior realmente uno sale hacia los demás.
Montse: “Tuve muchas dudas… Quería también, pues oye, una vida de familia”
Montse descubrió lo que es la entrega al conocer a unas misioneras. Pero quería una vida familiar. Ante la duda, Dios le dio la fuerza y le mostró el camino. Y así encontró su vocación. Ahora es misionera en Japón donde ha descubierto la tristeza de vivir sin sentido y los suicidios. Donde ha descubierto que hay una gran labor que hacer. Donde ha descubierto que puedes ayudar a que una persona recupere su dignidad. Y donde ha descubierto que transmitir el mensaje de Jesús es lo que le motiva y da sentido a su vida. Donde ha descubierto que ahí estaba Cristo y que es el lugar que Dios le tenía reservado para estar.
Litus: “Yo he encontrado a Dios en el deporte”
Litus era más caótico que católico. Su vida era el hockey y la fiesta. Pero la pérdida de su abuela le hizo plantearse que tenía que haber algo más. Si no porqué le faltaba algo teniendo todo lo que humanamente quería. En Medjugorje descubrió que podía hablar con Dios. Comenzó pidiendo ayuda para incorporarse con la Selección a los Juegos Olímpicos de Pekín. Pero terminó pidiendo ser simplemente feliz. Ahora es sacerdote y ayuda a la gente a encontrar a Dios a través del deporte. O al menos, para que sea una un cauce de crecimiento personal.
Pedro: “Descubro que todo eso por lo que he luchado al final no me da la felicidad”
Pedro es ingeniero. Pero después de luchar por tenerlo todo -estudios, un buen trabajo, una buena posición- descubrió que ese todo no le daba la felicidad. Su vida cambió por un enfermo de Sida, del que se despidió con un hasta mañana que no se cumplió. Para la siguiente visita, ya había fallecido.Además de dar clases en un colegio, ahora es diácono. Y como diácono está especialmente llamado a servir a los pobres. A servir a Cristo a través de la caridad.
Diego: “Se trata de esperanza, que hay final feliz”
Diego perdió la esperanza en la adolescencia tras la muerte, en 15 días, de dos sacerdotes muy queridos. Una luz le llevó de nuevo al camino. Entró en una comunidad en la que encontró a su mujer y su vocación. Además de escritor y productor audiovisual, ahora es un laico que tiene como misión de evangelización acompañar a los jóvenes. Él sabe que puede aportar algo, sobre todo esperanza. Para que, como él, tengan también un final feliz.
Alberto y Carmen: ¿Qué es el matrimonio? Pues… el caminar juntos”
Alberto y Carmen están casados y son padres de dos hijos. Como matrimonio, ahora caminan juntos, aunque para encontrar su vocación recorrieron rutas distintas. El encuentro de Alberto con Jesús fue tardío. Mientras, Carmen quería guiar a Dios y ser monja, hasta que descubrió que era mejor que el guía fuera Él. Fue en unos ejercicios espirituales donde el Señor le puso en el corazón la certeza de que su vocación era el matrimonio. Descubrió que lo que verdaderamente su corazón ansiaba era ser “uno” con Alberto.