Ferrol contará con un piso de acogida temporal para personas presas

Durante las visitas que realizan a la prisión de Teixeiro para ofrecer acompañamiento y apoyo emocional a los reclusos, los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria de Cáritas detectaron una necesidad. «Viron que moitos dos presos, cando lles chega o momento de disfrutar dos seus permisos penitenciarios de segundo ou terceiro grao, síntense desamparados porque non teñen un lugar a onde ir, nin recursos, nin familia que os acolla», explica Cristina Pereiro Paz, coordinadora de Acción Social de Cáritas Diocesana de Mondoñedo-Ferrol.

Para dar respuesta a ese problema, Cáritas puso en marcha hace ya algunos años pisos de acogida temporal para arropar a presos en libertad en Ourense y A Coruña. Y ahora está a punto de ampliar esa red con una tercera vivienda en Ferrol. Se trata de un piso del barrio de Canido cedido a Cáritas desde hace ya tiempo y que recientemente ha sido acondicionado para acoger a reclusos que disfrutan de permisos penitenciarios de segundo grado, que son aquellos que tienen una duración máxima de 36 días al año, repartidos siempre en períodos de 3 a 5 días.

El piso de Canido podrá acoger durante esos permisos hasta un máximo de tres personas, tanto hombres como mujeres, aunque no podrán coincidir al mismo tiempo reclusos de ambos sexo, salvo que se trate de una pareja estable. Y la vivienda abrirá sus puertas mayoritariamente a presos que cumplen condena en Teixeiro y tienen raíces en la comarca de Ferrol, «aínda que non exclusivamente», según matiza Cristina Pereiro.


Mucho más que un techo

A través de este proyecto, que ha sido bautizado como “Alborada”, Cáritas no solo proporcionará un techo, comida y artículos de higiene a los reclusos que están disfrutando de sus permisos, sino también acompañamiento y apoyo para hacer frente a esas «primeiras tomas de contacto coa realidade». «Hai que ter en conta que moitas destas persoas levan moito tempo recluidas e volver a estar en liberdade precisa un proceso de aprendizaxe, como alguén que sofre un accidente e ten que aprender a camiñar outra vez», expone Pereiro. Muchos de ellos, por ejemplo, se encuentran muy perdidos en el ámbito tecnológico y no saben ni utilizar el wasap, «porque na prisión non poden usar o móvil e veñen dun mundo analóxico», pero también necesitan ayuda y asseoramiento para realizar trámites de la vida cotidiana, apoyo psicológico y acompañamiento para participar en actividades de ocio y tiempo libre que favorezcan su reinserción en la sociedad.

Para llevar a cabo ese acompañamiento, Cáritas Diocesana de Mondoñedo Ferrol dispone ya de un equipo de siete personas voluntarias, con perfiles muy variopintos y procedentes de sectores profesionales como la abogacía, la educación social, la enseñanza, la sanidad o el voluntariado.

«Son sete persoas moi comprometidas, que recibiron formación para este programa en catro sesións que tiveron lugar no centro cívico de Canido e que tamén tiveron a oportunidades de visitar o módulo de respeto Nelson Mandela da prisión de Teixeiro, que é un módulo mixto no que hai moitas actividades para a integración social e laboral e no que conviven reclusos que están verdadeiramente comprometidos con facer un cambio nas súas vidas», apunta Pereiro.

La coordinadora de Acción Social de Cáritas es consciente de que este nuevo recurso podría provocar preocupación o incluso rechazo entre algunos vecinos debido al «estigma» que sufren todas las personas que han pasado por prisión. Y por eso recalca que ninguna junta de tratamiento propone la concesión de permisos penitenciaros a reclusos conflictivos o que suponen un «perigo» para la sociedad . «Os reclusos que disfrutan destes permisos están en condicións óptimas para reinsertarse e dar o paso de volver a vivir en liberdade», subraya Cristina Pereiro.


«Estas persoas teñen moita necesidade de falar, moitos están sós, sen familia»

Como la mayoría de la gente, Nieves Espiñeira vivía ajena a la realidad que se vive entre los muros de las prisiones hasta que un buen día se decidió a visitar el centro penitenciario de Teixeiro, animada por el sacerdote Xaquín Campo. De aquello hace ya ocho años, y desde entonces, esta voluntaria de Cáritas y ahora también delegada de la Pastoral Penitenciaria en la diócesis de Mondoñedo-Ferrol no ha faltado a su cita con los reclusos. «Vou unha vez por semana e paso alí case todo o día. ¿Que é o que fago? Sobre todo, escoitar. Os reclusos teñen moita falta de falar, moitos están sós, non teñen familia que os vaia visitar e unha escoita activa failles moito ben», relata Nieves.

A través de su experiencia, esta voluntaria cuenta que ha podido conocer de cerca realidades muy crudas, ya que muchos de los presos proceden de ambientes marginales, en los que la probeza, la falta de oportunidades, un entorno familiar desestructurado o la adicción a las drogas los ha llevado a delinquir. «A droga fai moito mal, e o peor e que non pagan os traficantes, or ricos, senón os que están enganchados e chegan a delinquir por culpa desa adicción», advierte Nieves. «Eu agora vou a un módulo no que hai que presos que ingresan por primeira vez en Teixeiro, e inténtolles facer ver, que por ese delito que cometen, non sufren só eles, senón tamén o seu entorno, as súas familias e as vítimas».

Fuente: La Voz de Galicia – Edición Ferrol
Fotografía: M. Suski

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